3 Día de la Lealtad – 17 de Octubre – Hoy recordamos una fecha que marcó al pueblo argentino. El Día de la Lealtad no es solo historia: es una oportunidad para mirar hacia adentro y preguntarnos a quiénes somos realmente leales. Porque la lealtad no se declama, se demuestra. No se mide en cargos ni en favores, sino en compromiso, honestidad y memoria con quienes más lo necesitan.Hoy, 17 de octubre, se habla de lealtad. Se llenan los discursos, se levantan banderas, se hacen actos.Pero… ¿de qué lealtad hablan?¿De la que se mide por el cargo, por el puesto, por el sobre que engorda bolsillos mientras el pueblo espera?¿O de la lealtad que alguna vez significó mirar al que tiene menos y tenderle la mano?Los años pasan y todo cambia.Cambian los nombres, cambian los partidos, cambian los rostros que se suben al escenario.Pero hay algo que, tristemente, parece no cambiar:la costumbre de hablar de “lealtad” mientras se acomoda al amigo, se tapa al corrupto y se olvida al trabajador.La lealtad verdadera no se grita: se demuestra.No se usa para justificar el silencio, ni para proteger privilegios.La lealtad no está en los que se aplauden entre ellos, está en los que siguen al pie del cañón, laburando, soñando, esperando un país más justo.La lealtad no tiene bolsillos.No se compra con sueldos, ni con contratos, ni con promesas vacías.La lealtad que vale no se acomoda en oficinas, camina en las calles de tierra, comparte el mate del que menos tiene, y no deja a nadie afuera.Hoy, que tanto se habla de “ser leales”, habría que mirar bien quién puede decirlo con la frente en alto.Porque los verdaderos leales no necesitan micrófono ni escenario:los verdaderos leales siguen firmes, aunque los poderosos les den la espalda.A los que usan la palabra lealtad para llenarse los bolsillos, o para sostenerse en el poder:que este 17 de octubre les duela,porque la lealtad no es complicidad.La lealtad es coraje, es memoria, es pueblo.Y mientras haya uno solo olvidado, uno solo que pase hambre,los que se llenan la boca hablando de lealtad no merecen pronunciarla.