86 (Adolfo R. Gorosito, julio 2018) – Estamos celebrando el aniversario número 202 desde la Independencia Nacional, superando el secular sometimiento a la monarquía española. Y se necesitó mucho más que la ratificación de Independencia Nacional desde Tucumán, en 1816. Mientras seguimos discurriendo sobre nuestros derechos a participar del movimiento comercial en el plano internacional, aparecen motivos de discusión. Cuando al finalizar nuestro Himno Nacional exclamamos “¡O juremos con gloria morir!”… muchos lo interpretan como un formulismo a olvidar apenas finalizada la entonación de la canción patriótica.Ya eran argentinos los hombres y mujeres que vivieron, trabajaron y murieron por la Patria que no llegaba, pese al largo tramo entre la fundación de Buenos Aires por Juan Pedro de Mendoza (1533) y el grito de LIBERTAD frente al Cabildo (1810).Fernando VII había retornado al ejercicio pleno de su poder, e impartido órdenes para recuperar su dominio en las Provincias Unidas de Sudamérica. Los ejércitos reales ya estaban en movimiento.Pese a las transformaciones políticas y geográficas desde el Alto Perú hacia el sur y a los problemas de enajenamiento territorial en nuestra inmensa Patagonia, es el mismo territorio que recorrieron nuestros heroicos ejércitos del siglo XVIII ¿A qué vienen estas consideraciones tan solemnes?…Sería bueno adherir a la revisión histórica equitativa y no sensacionalista, y pensar por qué los argentinos seguimos tomando distancias entre nosotros, como eso que ahora se le llama “grieta”, y que tanto mal le hace al espíritu nacional después de los 202 años recorridos desde la proclamación de la INDEPENDENCIA.