54 (Adolfo R. Gorosito, 2020 / argorosito@eternet.cc) – Dedico mi nota de hoy al “Día del Periodista” (7 de junio). El periodista como trabajador de la palabra sabe que su tarea siempre es inconclusa, porque el día a día provoca el retroceso de lo ocurrido y el adelanto de lo que está por ocurrir, intuye e interpreta la marcha del tiempo y los hechos. Busca como el filósofo puntos de apoyo en el oleaje existencial. En este ambiente destaca la voluntad, como personaje invisible, vencedor de las flaquezas del cuerpo y del espíritu. El periodista, trabajador de la palabra procura elevar su nivel de excelencia, para que su disertación sea acertada. Pero mientras tanto puede sufrir los efectos del cansancio: “¿Por qué me siento así?” – acaso se pregunta. La causa del cansancio nace en la inactividad de la mente si no se trata del ocio fértil, estimulado por el subconsciente insomne. Hasta puede llegar a situación de pesimismo, o considerar que su trabajo pierde su valor intrínseco. Se produce así un desdoblamiento en el peregrino pensamiento. Por una parte siente frustración; pero por la otra se esfuerza e imita a las abejas con su eterna lección de voluntad. Así ronda entre el clima apacible y la tormenta amenazante. El trabajo alcanzado es demostración de la inveterada tarea de superación frente a las dificultades. Los duendes y las dudas travesean en la mente del trabajador de la palabra. Pero se repone y busca el punto final, aunque ese punto no signifique borrón y cuenta nueva. Sabe que cada artículo responde a su capacidad imaginativa o a la cruda realidad, La exposición de la idea busca amparo en la solidez de una convicción: entregar su potencial optimista pese a las circunstancias.