68 (Adolfo R. Gorosito, enero 2022) – En la nota anterior formulábamos una invitación a contribuir en la lucha por el saneamiento del ambiente, con vistas a proteger al planeta Tierra de contaminaciones que ponen en peligro a los seres vivientes. Noticias recientes nos hacen pensar que aquellas recomendaciones son nimias, tal vez ridículas. El autor no pretende confundir. Solamente arriesga su modesta opinión. Veamos lo que puede sumarse al proceso de contaminación y sus consecuencias, tal como la Ciencia y la Tecnología están comprobando. La palabra “megaminería alude a la minería a cielo abierto con la que megaempresas foráneas extraen los tesoros que nuestro suelo encierra, aprovechando regalías, provocando sacudones en la orografía del lugar con las explosiones previas, la desertización de amplias áreas, La contaminación de grandes y pequeñas reservas acuíferas, coartando estilos de vida de los pobladores naturales de los sitios afectados. El 30 de diciembre reciente se informó que se autoriza el estudio de factibilidad de extracción de petróleo en el Mar Argentino, a más de 300 kilómetros mar adentro, frente a Mar del Plata. Rápidamente cundió en la población un interrogante sobre las posibles complicaciones. como sería algún derrame del “oro negro”. Tal vez se trate de posibilidades ridículas y remotas ante un simple proyecto, pero cabe recordar lo que ocurrió en el Golfo de México, cuando explotó una plataforma de la Petrolera Deepwater Horizon, el 20 de abril de 2010, causando el derrame de 800 millones de litros de petróleo y la pérdida del 60% de biodiversidad, entre otros desastres ecológicos. La minería a cielo abierto (en Argentina denominada megaminería) es una tecnología de explotación de yacimientos minerales que, en vez de usar las tradicionales galerías subterráneas, extrae los minerales valiosos mediante la voladura de las rocas que los contienen y su concentración in situ. Al ser un método de extracción masiva de terreno, con uso intensivo de tecnología, permite trabajar de modo rentable con materiales de baja ley que se muelen para luego separar la fracción de interés por métodos como flotación y lixiviación. Es una actividad de alto impacto ambiental por la modificación del terreno, el gran uso de agua y su elevada contaminación, los efectos acústicos y geológicos de los explosivos, el uso masivo de sustancias concentradoras de minerales de baja ley (muchas de ellas, como el cianuro, altamente tóxicas) y de energía (electricidad y combustibles líquidos). Es una actividad de alto impacto social por la intrusión de tecnologías novedosas, el escaso uso directo de mano de obra muy capacitada, la subcontratación arbitraria de proveedores generalmente vinculados a grupos políticos de poder, la modificación drástica de débiles economías locales, la generación de problemas de salud de las poblaciones aguas abajo (a veces hasta grandes distancias).