60 (Adolfo R. Gorosito, febrero 2024) – En mi juventud me deleité leyendo “Los tres mosqueteros” de Alejandro Dumas. Imaginé ser amigo de Athos, Porthos, Aramís… y del inefable D´Artagnán. La imaginación me permitió acompañarlos en sus supremas aventuras. La saga continuó con “Veinte años después”, y entonces se sumaron otras sensaciones. La magistral descripción de los personajes me hizo pensar en cómo estaría el asombroso lespadachín D’Artagnán ya con sus cuarenta bien cumplidos, y al resto del grupo pasando generosamente los cincuenta. De la mano de Dumas las aventuras fueron aún más vibrantes y los resultados más sorprendentes. Habían pasado 20 años en la ficción, y en mi carácter de lector juvenil me pareció una distancia gigantesca, difícil de asimilar. Recordé el texto del tango “Volver”, tango de Gardel y Lepera, grabado en 1935: “… que veinte años no es nada, / que febril la mirada errante en las sombras / te nombra y te nombra”… Sin lugar a dudas los veinte años en la vida humana se estiran o se encogen en la imaginación y en el sentimiento de acuerdo al drama vital de cada uno. Una imagen recurre a la otra en rara porfía. Relacionando a “Los Tres Moqueteros” y al tango “Volver” vino a mi mente la frase tanguera “la fama es puro cuento”. En fin, dejamos algo para próxima ocasión, ya que el 2024 nos llevará a otros recuerdos. Coincidiremos en una frase que nunca decimos: “¡Cómo pasa el tiempo!” …