3 (Adolfo R. Gorosito, agosto 2025) – El prestigioso historiador argentino Felipe Pigna ha afirmado en diversas oportunidades esta rotunda frase: “Cada vez lo admiro más”, refiriéndose a la personalidad de don José de San Martín, el Padre de la Patria. Adhiero a la intención de Pigna porque en el balance entre proyectos, luchas y conquistas resalta lo positivo en el accionar del Gran Capitán. Resulta difícil intentar algo novedoso en la intención de elogio, asaz generosa la bibliografía relativa al prócer. Cuando ya retirado de su participación en la lucha por la independencia intentó retornar, viendo que la política seguía alimentando odios y enfrentamientos entre compatriotas, emprendió el regreso hacia Francia negándose a manchar su espada en lo que consideraba rivalidades fratricidas. Pese a su voluntaria reclusión en tierra extranjera hubo quienes mantuvieron argumentos antagónicos, tal es el caso de Bernardino Rivadavia, a quien se le atribuyen maniobras dolosas a favor de Inglaterra y en contra de los intereses del país rioplatense, y también decidió la disolución del Regimiento de Granaderos a Caballo, afortunadamente recuperado para el honor argentino. Mientras señalamos la deshonrosa calificación de Rivadavia, podemos exaltar hoy y siempre el brillo glorioso del General José de San Martín, de cuyo fallecimiento se cumplen 175 años.