43 (Adolfo R. Gorosito, marzo 2018) – Abundan las opiniones sobre este enorme y trascendente tema. Aprovecho la posibilidad que me ofrece esta serie de notas que cada domingo comparto con ustedes en “Chaves Digital” (sumamos ya 312), para exponer una modesta opinión. De hecho, adhiero fervientemente a la opinión de Alejandra Dahia (periodista, editora ejecutiva de la revista Noticias) expresada para Diario Perfil el 19 de febrero. La nota de referencia se titula “Ni chupacirios ni traidora de género”. Ocurre que está en contra de la legitimación del aborto, y es consciente de que con su posición queda expuesta a la crítica de muchos que forman multitudes y pueden estar influenciados precisamente por eso, por afirmar, pedir, exigir o reclamar desde la multitud. Recurro al párrafo final: – “Es entre los sectores medios, que tanto esgrimen a las otras como estandarte, que la disposición a entregar al bebé, que no se está en capacidad o voluntad de aceptar, es una hipótesis inadmisible ¿Cuántas mujeres educadas, autónomas, con medicina prepaga y acaso vegetarianas por piedad hacia los animales, somos capaces de afrontar la responsabilidad de dejar ser a esa persona que arrancó su existencia azarosamente dentro nuestro? ¿Cuántas somos capaces de resignarnos a que se proyecte y crezca lejos de nuestro destino? Yo no sé si hubiera tenido el valor, peo eso no me conduce a negar que en un montoncito de células y un latido incipiente empieza la vida de alguien, que no le pertenece a nadie”. Sí, es un tema crucial, de extraordinaria importancia, que merece ser estudiado en profundidad, repudiar todo acto violatorio, respetar siempre la libertad individual y la igualdad de género. Es muy clara desde su título la nota de Dahia – “Ni chupacirios ni traidora de género” -. La concepción es consecuencia de un acto de amor o de exaltación sexual, y el nuevo ser inicia allí mismo la admirable y difícil aventura de la Vida.
