36 Investigadores de la NASA y de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) han dado a conocer sus últimos estudios sobre el agujero de la capa de ozono. Según sus resultados el agujero alcanzó su punto máximo el pasado 11 de septiembre, 2017, cuando su superficie fue de 12,123 millones de kilómetros cuadrados, pero luego comenzó a disminuir hasta llegar al tamaño mínimo presentado desde finales de los años ochenta. El agujero a sido monitoreando por instituciones desde 1985. Sin embargo, a pesar de la disminución de su superficie, el área ocupada por el agujero de la capa de ozono es todavía muy amplia dado que los niveles de cloro y bromo son todavía demasiado significativos. El año pasado los investigadores dieron a conocer la primera evidencia de que el agujero de la capa de ozono estaba cicatrizando, aunque su cierre no será definitivo hasta mediados del siglo XXI, según las estimaciones de los expertos. La evidencia científica acumulada durante años permitió impulsar iniciativas como el Protocolo de Montreal de 1985, con el objetivo de frenar la emisión de clorofluorocarbonos a la atmósfera y así evitar la desaparición de la capa de ozono, una molécula que protege a los organismos vivos de la radiación ultravioleta del Sol. En este 2017 el reducido agujero de la capa de ozono está fuertemente influenciado por un vórtex antártico inestable y más cálido, un sistema de baja presión que gira en el sentido de las agujas del reloj en la atmósfera sobre la Antártida. Esto contribuyó a reducir la formación de nubes polares en la estratosfera inferior. Sin embargo, los científicos de la NASA y la NOAA advierten de que el menor tamaño del agujero de la capa de ozono puede deberse a una variabilidad natural y no necesariamente a un proceso de cicatrización. Juzguen ustedes mismos.