27 Descubierta en 1901 por el psiquiatra alemán Alois Alzheimer pero presente en los registros desde la época de los griegos y los romanos, el alzhéimer está considerado como la enfermedad del siglo XXI y es la principal causa de demencia en todo el mundo. Alrededor de 50 millones de personas padecen este tipo de demencia y en nuestro país es ya la quinta causa de muerte afectando a cerca de 500.000 argentinos. La edad media de aparición de esta enfermedad, que causa pérdida de memoria, cambios en la conducta, desorientación, confusión y problemas en el habla, se sitúa en torno a los 65 años por lo que está vinculada a la vejez. Con todo, también existen casos en personas que aún están en la cuarentena, que es lo que se conoce como alzhéimer precoz. A pesar de la creencia popular que la cataloga como una enfermedad mental, el alzhéimer es una enfermedad que afecta tanto a la mente como al cuerpo. Es por ello por lo que los médicos, ante la inexistencia de una cura, recomiendan mantener una vida saludable en la que exista una práctica regular de deporte físico a la par que mental. Entrenar nuestro cerebro, a través de diferentes disciplinas como actividades que fomenten la memoria o la práctica de juegos como el ajedrez o el póquer, ambos considerados ya como deportes mentales, nos ayudará a paliar y en cierta medida prevenir la aparición de esta enfermedad neurodegenerativa. La investigación en este campo ha avanzando mucho en los últimos años y la comunidad científica cada vez está más cerca de encontrar el origen de esta enfermedad, lo que ayudaría a poder desarrollar un tratamiento de cura efectivo ya que los existentes hasta el momento tan solo mitigan y frenan los síntomas, sin hacerlos desaparecer. El último de los trabajos que ha aportado una nueva luz en el camino es el llevado a cabo por investigadores estadounidenses de la Harvard Medical School y el Hospital McLean. Tras varios años trabajando, estos científicos han descubierto una conexión por la cual una falla en la producción de energía podría fomentar el desarrollo del alzhéimer tardío. Todos los estudios realizados en los últimos treinta años afirmaban que la acumulación de unas moléculas tóxicas denominadas APP en el cerebro era clave para que la enfermedad apareciese. Sin embargo, esta teoría no daba respuesta a los diversos cambios patológicos que se dan en los pacientes aquejados por alzhéimer tardío. Como este tipo de demencia suele afectar a personas de avanzada edad es difícil discernir qué síntomas están provocados por la enfermedad y cuáles son consecuencia de un normal deterioro del ser humano causado por la edad. Teniendo en cuenta que el cerebro siempre es el órgano que requiere de una mayor energía, los investigadores analizaron dos de los principales componentes que participan en la producción de energía por parte de las células en personas sanas y enfermas de alzhéimer. Lo que descubrieron fue que las personas afectadas por la enfermedad presentaban una reducción considerable de estas moléculas que participan en la producción de energía, al mismo tiempo que fallas en el metabolismo mitocondrial. Esta energía mitocondrial es la que da suministro a todas las células del cerebro por lo que cuando su generación falla, resulta fatal para el buen funcionamiento del cerebro y explicaría, por ejemplo, las pérdidas de memoria. Este nuevo descubrimiento supone un gran avance en la búsqueda de una cura para esta enfermedad que se estima que en 2050 afectará a más de 130 millones de personas en el mundo. Trabajar a la luz de estos resultados ayudará a la comunidad científica en su lucha contra una de las enfermedades más devastadoras de la actualidad.
