41 Por primera vez en la historia de la astronomía un cuerpo celeste procedencia interestelar atravesó nuestro sistema solar. Y es que el pasado 19 de octubre de 2017 el telescopio Pan STARRS 1, en Hawái, localizó un débil punto luminoso desplazándose a gran velocidad por el espacio, alejándose del Sol después de haber pasado relativamente cerca de él. Al principio, los astrónomos pensaron que se trataba de un pequeño y veloz asteroide, pero las observaciones de los días posteriores hicieron posible comprobar su órbita. Y esa órbita no coincidía con ninguno de los cerca de 750.000 asteroides conocidos de nuestro Sistema Solar. De hecho, los cálculos indicaban, sin lugar a dudas, que el extraño viajero procedía del espacio interestelar, el enorme vacío que se extiende entre los dominios de una estrella y los de sus vecinas inmediatas. Su aspecto es alargado, de un color oscuro y rojizo y contiene una gran cantidad de metales. Durante los primeros días fue clasificado como cometa pero luego el objeto fue reclasificado como “asteroide interestelar”, toda una nueva categoría, y bautizado como “1I/2017 U1”, aunque el equipo de investigadores del Pan- STARRS propuso, y consiguió, que la Unión Astronómica Internacional le asignara el nombre de Oumuamua, que en hawaiano significa “el primer mensajero que llega de lejos”. Los cálculos de los astrónomos estiman que un asteroide interestelar similar a Oumamua pasa a través del Sistema Solar interior aproximadamente una vez cada año, pero estos objetos son tan débiles y resultan tan difíciles de detectar que nadie había logrado ver uno hasta ahora. Los cálculos orbitales realizados hasta ahora sugieren además que el objeto procedía, aproximadamente, de la región en la que se encuentra Vega, una estrella muy brillante en la constelación septentrional de Lira. Sin embargo, y a pesar de que Oumamua viaja a la vertiginosa velocidad de 95.000 kilómetros por hora, las distancias recorridas son tan grandes que Vega no estaba en su actual posición cuando el asteroide pasó por allí, hace unos 300.000 años. Oumamua podría perfectamente haber estado vagando libre por la galaxia, sin ataduras gravitatorias a ningún sistema estelar, durante cientos de millones de años hasta su encuentro casual con nuestro Sistema Solar. Los astrónomos dijeron que seguirán observando este objeto único, y esperan ser capaces de determinar con mayor precisión de dónde viene y hacia dónde se dirige en su recorrido a través de la galaxia. Ahora que han conseguido detectar la primera roca interestelar, están preparados para las siguientes. Me alegra poder decirles que esta noticia es real y que como humanidad estamos siendo parte de la historia. Juzguen ustedes mismos.