577 (Adolfo R. Gorosito (argorosito@eternet.cc) – Suele decirse “Fulano tiene mucha guita” o “Fulano se jugó la guita en el Casino”. Y esa palabra está bien aplicada porque “guita” significa (entre otras acepciones) dinero en efectivo, contante y sonante, sea en monedas o en billetes). Todo gustoso del tango recordará textos que aplican la palabra “guita” en diversas circunstancias, interpretando las expresiones en el lenguaje popular porteño. Hasta hace varias décadas, cuando había muy pocas registradoras mecánicas y ni se soñaba con las modernas calculadoras y demás artefactos electrónicos de la actualidad, en los comercios comunes se usaba una palabrada de diez letras sin repetir ninguna, como “murciélago”, para reconocer los precios de las mercaderías en el mismo orden, de uno a cero. Por ejemplo “ci” significaba “35” y “mo” significaba “10”. Eran tiempos en los que la patrona iba a la verdulería, pedía “cinco de verdurita” y por cinco guitas volvía a su casa con un robusto manojo de cebolla de verdeo, zanahoria, perejil, orégano, ajo y rabanito, por ejemplo ¡Más. Aún: con 20 “guitas” se armaba el clásico puchero, incluyendo osobuco o un corte de sabrosa falda, papas y zapallo! Los pibes de entonces guardábamos la moneda de cinco “guitas” como un tesoro, porque la quincena del viejo era muy ajustada. Corrían los años de la década infame. El poeta porteño Héctor Gagliardi aludía a esa circunstancia, al recordar que… “Empezaba la lección / y yo a mirar la maestra, / porque ese día en mi testa / no entraba la explicación, / pues del bolsillo al rincón / debajo de las bolitas / ¡compadreaban cinco guitas / alegrando el corazón”.