107 (Adolfo R. Gorosito, 2023) – Párrafos de una nota que escribió una amiga personal. Las costumbres cambian al ritmo del progreso, pero quedan recuerdos que pueden retornar desde la convocatoria mental, Sus ideas son oportunas al paso del tiempo. Dice así: -“Cuando yo era chico las clases comenzaban en marzo y terminaban en la primera de quincena de diciembre. Las fiestas patrias se celebraban el mismo día que indicaba el almanaque. No sé cuándo los próceres pasaron a ser genocidas, ni cuándo los maestros comenzaron a enfermar, necesitaron suplente y la suplente necesitó de otra suplente. Si la maestra te retaba, no te convenía contarlo en tu casa porque seguro te volvían a retar y te comías un castigo. Ni la lluvia impedía faltar a la escuela, porque era como tu segunda casa, daban ganas de ir. Se respetaba al maestro porque reemplazaba a tus propios padres. Era un honor llevar y traer el registro, buscar el mapa mundial en la dirección o pedir tiza. Nos turnábamos para borrar el pizarrón y sacudir los borradores. También era cuestión de honor llegar temprano. Nos enseñaban que Sarmiento, San Martín, Belgrano y otros próceres hicieron grande a la patria y que Colón llegó a América buscando las Indias. Revisar una cabeza era un acto de salubridad y no de discriminación” Desde estas modestas saudades podríamos remontar calendarios ya caducos y regodearnos en estilos de vida superados, pero en esencia siempre queda resto para la nostalgia, .lisa y llana.