Escritores Locales DRAMÁTICA DECISIÓN Andres16/09/2018041 views (Adolfo R. Gorosito, 2018) – Extraigo un párrafo del informe del diario Perfil, domingo 26 de agosto, reemplazando nombre y apellido por… Francisco, nombre de pila que no acompañará en el relato: “Hace cuatro años que a Francisco (36 años de edad) le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad neurodegenerativa progresiva por la que el cerebro pierde la capacidad de iniciar y controlar los movimientos musculares. Ya no puede mover las piernas, las manos ni el tronco. Sólo conserva lucidez plena, movilidad en la cara, puede ver, pestañear, cerrar los ojos, sonreír y comunicarse mediante una computadora adecuada a su caso. Tampoco puede disfrutar de su comida. La debilidad va ganando cada uno de sus músculos. Cuando necesita algo, pide ayuda con los ojos y su notebook hace sonar una campanita. Su contacto con el mundo depende de sus ojos. Sólo a través de ellos puede salir del encierro al que lo condujo su enfermedad. Desea y pide es que se abra el debate por la Eutanasia en la Argentina, para las personas como él que no quieren seguir viviendo una vida que no consideran digna y no pueden suicidarse porque su cuerpo inmóvil se lo impide”. Ante una lectura de este tenor, somos muchos los que musitamos la lógica muletilla: ¿Para qué vivir así?. Es una pregunta que requiere respuesta y esa respuesta es nada fácil. En primer lugar porque cada ser humano merece el tramo de vida que justifique su presencia y participación en el mundo; segundo, porque ante la decisión final debe respetarse la voluntad del enfermo y de su familia. En torno al caso de Francisco – quien se debate bajo el rigor de la Esclerosis Lateral Amiotrófica – se habla de la Eutanasia, como final de una lucha frente al dolor y la impotencia absolutos. Se llega así al punto conflictivo entre principios morales que reprochan y las conclusiones que sugiere el sufrimiento, buscando un alivio tan dramático como definitivo.