52 (Adolfo R. Gorosito / [email protected]) – El 21 de septiembre comienza la Primavera. Deseo referirme a la fugacidad del tiempo, aunque las semanas, meses, lustros y siglos mantienen su rutinaria velocidad cósmica. El Tiempo es elemento veloz, y mucho más veloz para “los menos jóvenes”, eufemismo genial. Llega un momento en que la vida señala diferencias y coincidencias notables. Quienes sumamos más años pensamos que el Tiempo pone la sexta velocidad en su carrera loca, y pretendemos ponerles frenos a los acontecimientos, porque en nuestra ingenuidad afirmamos que la vida es demasiado breve si la relacionamos con nuestras ansias de vivir a pleno el presente y saber algo de lo que está por venir, ese futuro que los recursos tecnológicos desnudan de misterios cada vez más, sin conocer fecha ni circunstancias del desenlace final. Hablemos del título de esta nota refiriéndome al número 88, que el locutor de los sorteos Roberto González Rivero (“Riverito”) pronuncia con especial énfasis en tramos culminantes de su trabajo. Presiento que me sentiré mejor mencionando los dos ocho juntitos cuando pregunten sobre mi edad. Porque los Ciudadanos Clase 1931 repetiremos con mayor frecuencia… ¡Vamos por los 88! Es gratificante que el “ochentoso” se sienta cómodo con ganas de transmitir algo de su cosecha positiva. Esta edad convoca a la reflexión, sin inútiles remordimientos por los yerros y deficiencias en el “proceloso mar de la existencia” (como dijo un atildado orador), pero sí con la firme decisión de afrontar con dignidad lo que aún queda, aprovechando lo bueno que pueda cosecharse en experiencia propia, y desembocar en una de las vocaciones más nobles: ser útiles a la comunidad.
