59 Han pasado algo más de 72 horas desde las declaraciones realizadas por el Sr. Presidente de la Nación, Dr. Alberto Fernández, en una entrevista con el periodista Juan Amorin, en el programa “Conflicto de intereses” de la señal de TV C5N. Ante la ausencia de alguna aclaración sobre sus dichos, no podemos dejar de expresar nuestro rechazo a la afirmación de que el ordenamiento y la simplificación del sistema tributario generarían en las empresas importantes reducciones de gastos, entre ellos, el “gasto en contadores”. Coincidimos en que la simplificación tributaria sería beneficiosa para la sociedad. A nuestros matriculados, les permitirá comenzar a trabajar de una manera diferente, sin tener que analizar e interpretar la maraña de normas que se dictan con exiguos plazos para su cumplimiento ni luchar contra aplicaciones poco amigables pero de utilización obligatoria en las liquidaciones, atendiendo con la debida responsabilidad a nuestros comitentes aún en tiempos de pandemia y aislamiento para colaborar con ellos en el intento desesperado de sobrevivir. Es sabido que somos el nexo entre administradores y administrados en la compleja relación tributaria y, para ello, necesitamos capacitarnos en forma permanente para poder asesorar a los contribuyentes en la correcta determinación de sus obligaciones para con el fisco, reforzando la formación universitaria de grado. Poner los honorarios profesionales al mismo nivel que los gastos administrativos resulta inaceptable. Porque no solamente es peyorativo, sino que pareciera desconocer la importancia que adquiere nuestra profesión en la permanente atención de la problemática general de las unidades económicas. Hemos acompañando y compartido la declaración de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas de la que somos parte, en la que se expone claramente el valor de nuestra función en la vida de las empresas y que, lejos de representar un “gasto”, nos constituimos en una inversión, con todo lo que ello implica. A ello se adicionan las declaraciones radiales de principios de este mes en el programa “Pasaron cosas” (FM 89.9), en las que el Sr. Presidente manifestó, entre otras cuestiones, que “tenemos un sistema contable muy preparado para eludir impuestos, y los mejores contadores son los que hacen pagar menos impuestos, interpretando las normas a su antojo…”, ratificadas por el periodista conductor (y economista) Alejandro Bercovich al decir “yo estudié con ellos, y encima la universidad pública les paga la carrera para que después hagan eso”. Este diálogo merece todo nuestro repudio, porque es ignominioso y agraviante hacia nuestra comunidad profesional. Asesorar a un empresario en la planificación tributaria teniendo en cuenta sus costos derivados se encuentra en las antípodas de quienes crean estructuras jurídicas con el solo objeto de evadir la carga tributaria, y que, precisamente, no somos los contadores. No debimos ser los destinatarios de semejantes consideraciones. No somos los responsables de la falta de ordenamiento de la profusa normativa impositiva con más de 160 tributos, sino que más bien lo padecemos. Estamos convencidos de que no formamos parte de los gastos prescindibles de las unidades económicas. Por último, nuestras instituciones profesionales siempre han manifestado su disposición a colaborar para lograr definitivamente un sistema tributario más simple, más equitativo y al servicio del crecimiento.