EL IMPACTO DE LA INUNDACIÓN EN LOS COLEGIOS DE BAHÍA BLANCA: EL LENTO Y TRABAJOSO RETORNO A NORMALIDAD EDUCATIVA

El retorno a las aulas representa un desafío más en la emergencia luego de la catástrofe de Bahía Blanca. En un principio, las autoridades habían fijado el regreso para el miércoles 11 de marzo, pero tras un relevamiento de los 232 establecimientos educativos, se postergó 48 horas más.
El Comité de Contingencia de Bahía Blanca identificó 56 escuelas con daños graves, 75 con daños medianos o leves y 101 en buenas condiciones. La asociación de Institutos de enseñanza Privada Argentina (Aiepa) realizó un relevamiento en los 96 servicios educativos de gestión privada de todos los niveles que funcionan en Bahía Blanca.

“Cada institución conoce su propia situación y la de su comunidad educativa, y serán ellas quienes determinen los pasos hacia la normalización. AIEPA acompaña solidariamente a todos los afectados y está apoyando activamente las campañas de donación destinadas a las escuelas damnificadas. El sistema educativo fue gravemente impactado en distintos niveles, desde la educación inicial y la fase preparatoria del superior”, planteó Zurita.

En los próximos días, de acuerdo a la realidad de cada institución, la actividad escolar irá retomando. La situación en localidades como Ingeniero White y Cerri todavía es crítica, por lo que necesitarán más tiempo. Pero para la comunidad educativa, la preocupación va más allá de lo académico. “Hoy el foco de nuestro equipo directivo y de gestión no está en lo pedagógico, sino en la contención”, afirmó Del Collado. “Sabemos que la educación es clave, pero en este momento lo urgente es que los chicos, las familias y los docentes puedan recuperar un mínimo de estabilidad”.

Miriam Udi, referente de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Argentina (AIEPA) en Bahía Blanca y representante legal del Instituto Superior Pedro Goyena, nunca había visto algo como lo que se vive hoy en su ciudad. “Se ha tornado un caos. Incluso la ciudad ha perdido su sonido. La gente no habla. Se trabaja, se trabaja y se trabaja, pero como si fuéramos robots”, comentó.

Las escuelas, claro, no están exentas del caos generalizado. Según Udi, la situación de muchas de las instituciones es “escalofriante”. Docentes y familias pasaron los últimos días removiendo barro de aulas y jardines. La comunidad educativa se organizó para remendar todos los daños, pero el panorama aún es desolador.

En su institución, los alumnos de la carrera de gastronomía pusieron manos a la obra para asistir a los damnificados con viandas. Sin embargo, el problema principal es la infraestructura: “Algunas escuelas podrían abrir, pero son pocas. La mayoría sigue sin luz, sin agua y con instalaciones dañadas. En un jardín, incluso encontraron peces en la cocina”, contó Udi.
Los testimonios de los directivos damnificados van en la misma línea: preocupación por los estragos materiales, pero en especial por las personas. Santiago Del Collado es el representante legal del Colegio Victoria Ocampo, ubicado en el centro de la ciudad. El establecimiento sufrió daños menores, se le inundó el sótano y debieron hacer tareas de limpieza y desinfección. En su caso, lo más preocupante no es el estado edilicio, sino la situación de muchas de las familias y docentes, que fueron afectados por el temporal. Apenas pudieron se pusieron en contacto con ellos para brindarles ayuda, asistencia material y, sobre todo, contención emocional.

Donde sí se sintió el impacto más feroz del temporal fue en otra escuela que tiene a su cargo Del Collado, en el Colegio Presidente Sarmiento, ubicada en Ingeniero White, una de las localidades más golpeadas por las inundaciones. “Fue devastador. La primera noche prácticamente toda la ciudad quedó sin luz, lo que dificultó aún más la comunicación y la organización de la ayuda. Ver cómo quedaron las calles, las casas y las escuelas fue desolador. El agua llegaba a la cintura en muchos lugares. Fue realmente un golpe muy duro para toda la comunidad educativa”, describió el representante legal.

“La ayuda llegó desde todos lados. Al principio fue un poco caótico, pero rápidamente se organizó y ahora estamos distribuyéndola de la mejor manera posible”,
destacó.

El Colegio San Vicente de Paul, en el barrio de Villa Mitre, también sufrió daños graves. Su representante legal, Marcela Santarelli, detalló que el agua afectó tanto la escuela como la vivienda de la congregación religiosa que la administra. Las Hijas de la Caridad tuvieron que autoevacuarse y refugiarse dentro del colegio.

La inundación destruyó muebles, equipos y archivos, y el barro arruinó muchas de las instalaciones. En cuestión de horas, lograron limpiar toda la institución y sacar la mayor parte de los escombros que habían quedado. “Fue un trabajo arduo, pero que se logró gracias al sentido de pertenencia de la comunidad. Nos sentimos más unidos que nunca”, afirmó Santarelli.

En su escuela también hicieron un relevamiento propio para conocer la situación del personal y las familias. Querían saber cuántos habían sido evacuados y qué necesidades urgentes tenían.
Descubrieron que, si bien no fueron muchas las familias que debieron abandonar su casa, sí los daños materiales fueron grandes. También se enteraron que dos docentes y dos empleados de maestranza tuvieron que evacuarse y que cuatro alumnos se vieron afectados directamente por la inundación.

Volver a clases

Hay chicos que perdieron todo por el temporal, incluso lo básico para retomar la actividad escolar: uniformes, útiles, mochilas. Por eso, durante un tiempo en Bahía Blanca no se podrá hablar de normalidad. El foco estará puesto en acompañar desde lo emocional y brindar asistencia material en todo lo que esté al alcance.
A pesar de la adversidad, los referentes educativos coinciden en que la comunidad demostró una enorme capacidad de organización y resiliencia. “Nos esperan días difíciles, pero también estamos viendo lo mejor de nuestra gente. En estos momentos, la solidaridad es nuestra mayor fortaleza”, concluyó Del Collado.

¿Cómo ayudar a las escuelas?

Distintas escuelas nucleadas en AIEPA se organizaron para juntar donaciones y enviarlas a las instituciones y comunidades más afectadas de Bahía Blanca. Reciben alimentos no perecederos, productos de limpieza e higiene personal, ropa, frazadas, colchones, sábanas, toallas, útiles escolares y mochilas.Instituciones donde AIEPA toma donaciones:

  • Instituto Avellaneda – San Martín 1347 – Avellaneda
    ● Instituto Terciario de la Salud – España 572 – Moreno
    ● Instituto Buenos Aires – Carlos Casares 2362 – Isidro Casanova, La Matanza
    ● Complejo Educativo Nenelandya Rubén Darío – América 3576 – Villa Ballester – San Martín
    (solo agua mineral y lavandina)

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