25 (Adolfo R. Gorosito, noviembre 2019) – La grieta político-social es innegable y deteriora el concepto de convivencia. Una situación que ya ha vivido y (con reiteración) la civilidad argentina. Pero hay pilares éticos que pueden hacer más grato el diario vivir: comprensión, tolerancia y solidaridad. Comprensión para aceptar con convencimiento pleno que cada individuo tiene libertad para alinear su vida; tolerancia para tratar sin segundas intenciones a quienes piensan u opinan distinto, y solidaridad para ejercerla más allá o más acá de las diferencias de opinión hasta proseguir juntos en el sendero social, con generosidad sincera. Mi condición de “periodista del interior” me permite ser optimista, casi diría hasta la ingenuidad. Porque en comunidad como la nuestra nos conocemos más (aunque no totalmente) y el tema social puede desarrollarse en plena diversidad de pensamiento, situación o interpretación de los hechos. No olvidemos que ser absolutamente objetivos en la información es una utopía. Aunque se ha dicho que ser objetivo es imposible, como es imposible lograr la perfección. Estas reflexiones nacen de información y comentarios recientes, sobre sombrías perspectivas para el clima político de nuestro país en el futuro inmediato. Según la especie, periodistas que se autodefinen “K” han presionado y amenazado a quienes ellos consideran periodistas “M”, exponiendo decisiones de resentimiento y venganza, nada menos. Duelen profundamente estas actitudes, sobre todo a quienes como “periodistas del interior”, repito, cuando informamos o comentamos nos mueve la tendencia a un presente y futuro mejores para la comunidad.