Hipertensión: científicos platenses hallan cómo un ácido graso podría controlarla

Un mecanismo descubierto por un equipo local del CONICET promueve la dilatación de las paredes arteriales.

Si bien desde hace tiempo se conoce la relación entre el consumo de ácidos grasos omega-6, presentes en muchos alimentos, y la disminución de la hipertensión, un equipo de científicos platenses profundizó el estudio en la temática a partir de un descubrimiento propio: el mecanismo concreto con el que uno de ellos participa del proceso de control de la presión arterial.

Los investigadores, que trabajan en el Instituto de Estudios Inmunológicos yFisiopatológicos, probaron puntualmente que el ácido araquidónico, un ácido graso de la serie Omega 6, juega un papel muy importante regulando de manera indirecta la cantidad de calcio dentro de las células. De este modo daría lugar a un proceso que permite relajar las arterias contribuyendo así a controlar la hipertensión arterial, evento que conlleva serios riesgos cardíacos.

El descubrimiento -publicado en la Revista Europea de Fisiología- se focaliza en células del músculo liso, las que determinan el grado de contracción de órganos de funcionamiento involuntario como los bronquios, el tracto digestivo, las vías urinarias y el aparato circulatorio. En este último constituyen una de las capas de las paredes arteriales.

“Su potencial de membrana regula cuánto calcio entra y sale de la célula, y se sabe que un mayor influjo provoca la contracción vascular que lleva a un aumento de la presión arterial”, explica Pedro Martín, becario posdoctoral en el Instituto.

Los expertos hicieron sus ensayos con la arteria umbilical humana, que tiene unos 2 milímetros de ancho y se encuentra en el cordón. La elección respondió a dos motivos: por un lado, la importancia que tiene en sí misma dada su función en la regulación del flujo sanguíneo entre la madre y el feto y, por el otro, porque al ser un material que se descarta luego del parto, permite la experimentación directa en un tejido vascular humano sin necesidad de hacerlo con animales y extrapolar los resultados.

Sobre este modelo, el equipo se concentró en un canal llamado BK que permite la salida de potasio desde la célula. “Cuando eso sucede, se produce una reacción en cadena que tiene como consecuencia una menor entrada de calcio, generando la relajación del músculo liso. El resultado de este proceso es la dilatación de la arteria”, señala Verónica Milesi, investigadora independiente y líder del grupo.

“El aumento del calcio intracelular -continúa la especialista- induce la contracción de las arterias. Al achicarse su diámetro, ofrecen una mayor resistencia y aumenta la presión arterial. La activación de BK provoca una vasodilatación, y por eso las sustancias que estimulan este canal podrían contribuir en los casos de hipertensión, disminuyéndola”.

¿Y qué papel cumple aquí el ácido araquidónico? De acuerdo con las observaciones de los investigadores, éste tendría la capacidad de activar a BK.

El equipo de investigación trabaja en colaboración con el Servicio de Tocoginecología delHospital Zonal de Agudos “Ricardo Gutiérrez” de La Plata. Además de la provisión de cordones umbilicales, ambas partes tienen la intención de ir un poco más allá y apuntar a interrogantes de origen clínico, como los relacionados con ciertas afecciones que puedan estar -o no- asociadas al embarazo, como la hipertensión arterial, la diabetes o la preeclampsia.

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