INGRATAS  REALIDADES

(Adolfo R. Gorosito, 2022) – En una escuelita rural del litoral argentino la maestra mostraba a sus alumnos sucesivas láminas de hermosos colores en las que aparecían las riquezas de nuestra tierra: las haciendas y sus carnes rojas, hatos de vacas con henchidas ubres; diversos aspectos de la industria lechera y sus derivados; los ovinos, sus lanas, sus tejidos; el litoral oceánico y la riqueza ictícola; las maravillas de la industria, el comercio, los transportes y los caminos. Uno de sus alumnos, muy delgado, mal vestido, descalzo y sin los útiles más elementales, interrumpió a su maestra diciendo, en tono de ruego:

¡Señorita, tengo hambre! – Aquella mañana como en muchas otras  ese niño había llegado a su escuelita cansando caminos polvorientos y cansándose en ellos, sin haber comido un solo mendrugo como desayuno, y no era el único del grupo en esas condiciones”…

Se han cumplido 27 años desde la publicación del artículo “Utopías y realidades (1994, en “El campo y sus cosas”, con referencia a este tema), y el gravísimo problema del hambre persiste en nuestro amado país. Crónicas y estadísticas, nos informan a diario sobre porcentajes de argentinos en la pobreza y en la indigencia, reflejados en millones.

Parece inoportuno exponer estas verdades  cuando nos disponemos a brindar en Nochebuena por un tiempo mejor. Pero que sea un futuro sin limitaciones mezquinas, y que no se tapen las ingratas realidades con un turrón más en la mesa, o una lamparita más en el tradicional arbolito navideño.

 

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