26 (Adolfo R. Gorosito, 2019) – En varias oportunidades nos hemos referido desde esta columna a las consecuencias de los cambios que en muchos casos la industrialización provoca en detrimento de la naturaleza, y a la lucha de los defensores del ambiente contra la polución ambiental. En este amplio tema al que no todos prestan suficiente atención, detalles que parecen mínimos influyen negativamente. Cuando por los medios de comunicación podemos observar la magnitud de basurales en las grandes ciudades, y las deficiencias de los programas oficiales o privados para superar el mega-problema, desde nuestro limitado enfoque popular nos preguntamos si las generaciones inmediatas habrán de enfrentarse al problema que puede conducir a niveles letales. Extraigo un párrafo de texto escrito en 1982 por Peter Rusell. Lo podríamos “La naturaleza y nosotros en los recientes 200 años”: – “Durante los últimos 200 años, las sociedades más avanzadas científica y tecnológicamente violentaron sin remordimientos el Orden Natural mediante la implantación desmedida de establecimientos industriales, emporios químicos y maquinarias emisoras de gases tóxicos formando una tecnosfera expandida destructivamente a expensas de la biosfera y la atmósfera. Se expandieron ciudades y asfalto, desaparecieron miles de hectáreas de bosques vírgenes y llanuras aptas para el cultivo. Efluentes nocivos de gran potencia fueron desagotados sin límite en ríos y mares. Compuestos sintéticos peligrosos se incorporaron al mundo vegetal. Metrópolis y megalópolis crecieron y demandan más y más energía eléctrica, combustibles derivados del petróleo y agua potable, emitiendo al mismo tiempo gigantescas masas de desechos perniciosos, efluentes cloacales, polución térmica y perturbación psíquica”. Contacto: argorosito@eternet.cc