47 (Adolfo R. Gorosito, octubre 2018) – Con “primavera sureña” nos estamos refiriendo a la primavera del sur provinciano. Recuerdo bellas composiciones de la Primaria sobre la Primavera que expresaban, por ejemplo: “Es como una joven bonita y ágil danzando en la pradera generosamente florecida, mientras la brisa despeina sus cabellos y se extasía con el revoloteo de los pájaros y los corderitos brincando sobre la alfombra verde…”. Primavera es como una joven bella y danzarina, pero también es casquivana y caprichosa. Ofrece sus bondades aquí y allá pero sin “aquerenciarse”. Esos caprichos no coinciden con la promisoria fecha del almanaque. Nos azotan los vientos y persisten las jornadas desapacibles. No se muestra en plenitud hasta octubre… quizás noviembre. Ese capricho primaveral nos ubica frente a otros problemas latentes. Aquello de que “la naturaleza es sabia” pierde sentido. En el sur provinciano las “heladas de primavera” son temibles por las nefastas consecuencias que provocan en los sembrados, elementales fuentes de recursos que vienen bien si llegan en tiempo y forma. Por aquí se teme por las rarezas de la temperatura al menos hasta noviembre, recordando históricas heladas que provocaron la pérdida total de los sembradíos de trigo en floración. En otras regiones de nuestro hermoso país se registran fenómenos naturales que brindan más beneficio o provocan el fracaso de los mejores esfuerzos, como ocurre con las inundaciones, los incendios, la sequía, las plagas y otras fuentes de amargura. Así las cosas viene a mente una duda: ¿Cómo pueden desde las altas esferas de gobierno asegurar que tendremos cosecha récord, y que será un factor muy importante en esta situación de histórica crisis económica que a todos afecta?