165 (Adolfo R. Gorosito, septiembre 2022) – Les cuento por quĆ© se me ocurre esta asociaciĆ³n de ideas: primavera y amanecer. Cada amanecer permite aspirar el aire puro de la esperanza ante el dĆa que despunta. Y porque la primavera inspira a artistasĀ de todas las vertientes, que implĆcitamente coinciden en el simbolismo entre la llamada āmejor estaciĆ³n del aƱoā y motiva de votos en la urna universal del optimismo. Claro que es posible una visiĆ³n menos romĆ”ntica: percibir un amanecer cargado de nubes ominosas, o una primavera en la que abundan dĆas frĆos y ventosos, como para arruinar el programa ideal entre humanidad y naturaleza. Todo esto puede ocurrir, atentando contra el ideal de la belleza y la felicidad. MĆ”s de una vez he recurrido a esta frase estimulante,Ā cuyo autor no conozco: āAbrĆ la ventana esta maƱana y vi que un nuevo dĆa me estaba esperandoā. ĀæSe le ocurre al estimadoĀ lector algo mĆ”s almibarado? Sin embargo tenemos oportunidades repetidas para alimentar la buena fe, aunque parezca una definiciĆ³n absurda. La primavera suele ser representada por hermosas jĆ³venes danzando en incomparable escenario colmado de flores e iluminado por el sol. Pero los ancianos tambiĆ©n pueden compartir ese cuadro esplendoroso,Ā desde la visiĆ³n realista de quien tiene en alto concepto cada instante de vida, porque la vida es Ćŗnica e irrepetible Ā”NiƱos, jĆ³venes y adultos podemos compartir el obsequio de la esperanza, ante la llegada de otra Primavera!