Llego otro 26, ocho meses de aquel día, el día que decidí abrir una pagina…hablar sin voz.

Creí que podría ser una manera de desahogarme, de calmar la angustia, la impotencia, descargar mi bronca.

Quisiera, volver el tiempo atrás que no existiese ese día, borrarlo del almanaque…pero me siento egoísta, tal vez para muchos es una fecha especial, pero nada cambio en estos meses; vivo y recuerdo cada momento como si fuera hoy.

Estuve enojada con Dios hasta que me di cuenta que El fue quien puso su mano y dijo hasta acá. Dejo a mi hijo vivo y como dije una noche en el hospital cuando (Diego) me preguntaba el por qué: Dios te dejo en este mundo, soportaste el dolor, recordaste cada cosa que te paso aun en el estado en que llegaste al hospital hasta que entraste a cirugía y los médicos te explicaron todo y sabias lo que iban hacer. Solo lo puede hacer alguien como vos con mucha inteligencia. Para mi modo de ver, tenés que cumplir alguna misión y ya comenzaste a dar los primero pasos. Ahora lo que pido es que puedas llegar a tu prótesis, dejar los bastones, comenzar a trabajar, hacer todo aquello que te quedó pendiente a tus 25 años.

No puedo entender el país en el que vivimos hay cosas que no tiene culpable y es donde la justicia tiene para justificar.

El caso de Diego tiene un nombre y apellido, Hernan Elias, aquel pendejo borracho. Tampoco hay respuesta. Donde hay poca justica es un peligro tener la razón.

Nunca pagaras la pierna que le apuntaron ni tampoco tuviste la dignidad de pagar la moto que le cortaste en partes aquella mañana. Esa era su pasión, su herramienta de trabajo que compro con mucho sacrificio. Vos, que tuviste tanta suerte que saliste ileso en todo nunca te olvides, le cagaste la vida a mi hijo, te lo recuerdo y no me cansare de recordártelo.

Hay algo que no da la clase social tuya, ni el dinero ni el poder, es tener humildad para reconocer un error porque no dejas de ser un niño rico.

Estoy terminando mi carta…pensaba dirigirme a la señora gobernadora a quien pongo en el mismo lugar que Elias…no puedo seguir escribiendo… empezó a tocar la sirena… algo que durante tanto años era normal para mi y aunque ya su padre no salía…sentir correr, chocarse las cosas, arrancar la moto…paso a ser desde aquel maldito día un llanto de angustia…es el único momento en que puedo llorar… en que no me puedo contener… porque se me cruza la mañana del 26…tres sirenas que anunciaba una accidente…la de mi hijo…

Hasta el próximo mes.

Elsa Acosta de Lobos

DNI 17.043.643

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