28 Llego otro 26. Dos años de aquel día. Haciendo un balance es inevitable mirar el almanaque. Paso un año más (y sigue pasando el tiempo). Es inevitable recordar cada carta que escribí, algunas con rabia, dolor, emociones encontradas. A dos años de aquel día, sigo convencida que el país está lleno de hipócritas, que en vez de avanzar retrocedemos en política, y hasta como sociedad, por eso, jamás algo será justo cuando la justicia es dulce y musical, volviéndose injusticia áspera y discordante…Dios retrasa la justicia pero no olvida. En éste balance, donde el tiempo, nunca se detuvo, aprendí a sobre llevar lo que me toca. Las circunstancias me obligaron a guardar energías y por eso, tal vez hoy, siento la necesidad de volver a escribir, pero también para refrescar la memoria. A principio de octubre de 2018 se consiguió la prótesis, algo por lo que se luchó como objetivo principal. En esto, quiero destacar tu incansable fortaleza y tus garras. Sigo admirándote, hijo, como siempre te dije, lo entendiste mejor que yo. Él no se rindió jamás, por más difícil que resultara todo. Hizo de su vida su propio mérito. Nadie más que uno mismo puede definir esa palabra, Diego. Celebrar tu propia victoria, nadie más que vos, sabes, lo que te costó. Seguís subiendo, uno a uno, los escalones del triunfo y con humildad. Eso te hace único. La discapacidad no está en que te falte una parte de tu cuerpo, está en la mente, que dice como ser sanos. La lucha sigue y nada termina aquí, por eso, miramos para adelante. Comenzamos un 2019 con todas las fuerzas de saber que todavía hay mucho por qué luchar (Otro viaje). Lamento la burocracia que no ha cambiado para nada y cada vez hace las cosas más lentas, más complicadas. Perdés el tiempo pero no la ilusión. Llegará el momento de verte, totalmente erguido con la elección de vida que has hecho y tu vocación intacta. Aparte, quiero dedicar un párrafo a otra persona: independientemente de que leas o no esta carta, quiero darte las gracias. A pesar del dolor, la tristeza, la impotencia…tu ignorancia me dejó en claro muchas cosas. Aprendí a decir que “no”, sin sentirme culpable, a no tener que agradarle a todos, a mirar el camino recorrido cuando no podía dar un paso más. A estar solamente donde debía. Gracias a tu ignorancia, aprendí a ser más fuerte para acompañar a mi hijo. A pesar del desconsuelo por superar el dolor, quiero seguir amarrada al timón y buscar más allá. Finalmente quiero dar gracias, también, a todos aquellos que siguen a nuestro lado, a quienes me han respectado con un silencio, si algo de lo dicho y hecho, no les ha gustado. Hasta pronto. Elsa Acosta de Lobos DNI 17.043.643