Llegó otro 26,  quince meses de aquel día.

Uno sigue sin saber ¿cuánto? es el tiempo que se necesita para comenzar a ganarle a vida. Pude dar muchos pasos adelante pero también en algunos momentos retrocedí.

Para algunos leerme será cansador pero también es una manera de que las cosas no queden en el olvido. Hay que refrescar la memoria principalmente para aquellos que simplemente ven pasar las cosas.

Mi terapia es escribir tratando de seguir organizando mi pensamiento y abriendo ideas.

Gracias a la  tristeza que me invadía descubrir mi fortaleza para poder transitar junto a ella una pelea contra el enemigo más fuerte que es uno mismo. Decidí  aceptar formara parte de mí. El  tiempo te lleva a la enseñanza y por más que seguí desafiando (a la tristeza) cada uno sabe el dolor que carga, el peso que lleva, las dificultades, la lucha, las heridas que parecen no cicatrizar.

Las cosas hay que vivirlas…eso te da experiencia. No corresponde ser juzgada por quien no la tiene o no la ha vivido. También voy entendiendo que me faltan obstáculos por saltar y escombros que correr, que tengo un nombre y apellido que no puedo sacar de mi inconsciente, ni siquiera  de mi diario pensar. No tengo que nombrarlo y tampoco vale la pena…sigo dejándolo en manos del tiempo y de Dios

Estoy convencida que en el día a día se sigue la lucha, mi hijo lo entendió mejor que yo; es su propio protagonista. Sigue su lucha, su pelea, ¡claro que existió el miedo, la  angustia, la  tristeza…! es parte de la vida.

¡Sos  un genio! el talento encendió tú el coraje. Se dice que la vida es una sola y hay que vivirla a pleno. Dios  te  dio una nueva  oportunidad y supiste aprovecharla muy bien, jamás te largara su mano. En esta carta  te voy a  definir así: No hay presente, si no tuviste pasado. No existe la lastima…si la pena,  la impotencia aparece cuando se hace presente la injusticia. No habría bronca si la hipocresía no se hubiese presentado como rival. No habría dolor si no te toca luchar hasta con una  tormenta. No habría fuerzas si no fueras tú mismo. Aprender a no programar el futuro, si todavía no viviste el mañana. La confianza y esperanza, está, cuando se vive con la conciencia tranquila. Vivís con paz cuando la batalla está  ganada porque sabes que le ganaste a la injusticia, a la mentira, a la soberbia, a la hipocresía. Sentir satisfacción porque tu juego fue limpio. La inteligencia, las garras, los valores, la dignidad y la humildad te presentan como ejemplo de lucha y sos elogiado, aplaudido y respectado. Tenes recuerdos, podes comenzar a llenar un álbum porque tu vida ya marco una historia que llevarás siempre, que no es ni más ni menos sino suficiente…

El próximo viaje será  uno de los tantos esperados, porque siempre vamos con la esperanza de un paso más  y como vos decís, hijo: “bajar los brazos nunca, rendirse jamás”. Hasta la próxima carta.

Elsa Acosta de Lobos

DNI 17.043.643

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