63 (Adolfo R. Gorosito) – El Dr. Emanuel Tanay, respetado psiquiatra forense judío nació en 1928, sobrevivió al holocausto. Después de 1945 se radicó en Estados Unidos, En 2003, poco antes de fallecer, explicó sobre el genocidio nazi: – “Muy pocas personas eran nazis en Alemania, pero antes de que nos diéramos cuenta los nazis se adueñaron de nosotros. Mi familia perdió todo, terminó en un campo de concentración. Hoy se dice que la gran mayoría de los musulmanes sólo quieren vivir en paz, pero los fanáticos dominan el Islam, masacran cristianos y grupos tribales en África, enseñan a sus jóvenes a matar y a convertirse en terroristas suicidas. La mayoría pacífica es silenciosa. En Rusia su población sólo quería vivir en paz, pero los comunistas rusos fueron responsables del asesinato de 50 millones de personas. La enorme población de China era pacífica, pero los comunistas chinos mataron la asombrosa cifra de 70 millones. El japonés medio no era un belicista sádico, pero los ejércitos nipones asesinaron y masacraron en Asia Oriental a 12 millones de civiles chinos. Alemanes, judíos, japoneses, chinos, rusos, ruandeses, serbios, afganos, iraquíes, palestinos, somalíes, nigerianos, argelinos, y muchos otros amantes de la paz han muerto, a causa de que esa mayoría pacífica no se pronunció hasta que fue demasiado tarde”. Cualquiera que minimice la gravedad del fanatismo está contribuyendo a permitir que la tragedia se repita y expanda. Es importante preguntarnos si se piensa en el terrorismo que nace del desbordado fanatismo religioso, tiende los tentáculos de su salvajismo en toda Europa y se orienta hacia el continente americano. No se trata de sospechar al albedrío ni de señalar injustamente a familias musulmanas que viven en nuestro país. Pero sería bueno conocer la esencia de lo que sus niños aprenden, para que el fanatismo no se adueñe de sus corazones. Debemos estar atentos a las desavenencias internas, respetar formalmente la opinión ajena, pero que esa opinión no sea germen de violencia y depredación en la sociedad. La experiencia humana sugiere no cambiar de página sin profundizar en su lectura.
