34 (Adolfo R. Gorosito, noviembre 2019) Sí, falta algo en este título. Poder decir con vos plena que se trata de una madre responsable de su condición, respetuosa de los derechos del nuevo ser que así la ha consagrado. No importa la edad de la joven que se convierte en madre, siempre que sea consciente de la nueva y enorme responsabilidad que asume. Ser madre significa formar parte de la posibilidad creadora del ser humano, que a su vez es parte de la creación del mundo y de la Vida. El escritor José Naroski, famoso por ser autor de aforismos que orientan a multitudes, escribió con genial concisión y elocuencia: “¡Hijo, dijo mi madre… y cuánto dijo!” – Este aforismo me impactó de tal manera que lo he repetido en diversas oportunidades. Pese a su brevedad algunos amigos piensan un instante hasta comprender el inmenso contenido de este pequeño obsequio del amor. La celebración del “Día de la Madre” tiene inmenso significado para este veterano cronista. Cuando algún amigo me cuenta sobre su querida “viejita”, aludiendo a su mamá, centro natural del hogar, pienso que nunca pude hablar de “mi vieja” porque solamente lo es ahora, en el tierno e imperecedero recuerdo. Falleció a los 29 años de edad, eso es lo real. Mi padre la acompañó muy pronto en ese póstumo viaje hacia otra dimensión. En cada oportunidad que el periodismo me permite: hablo, escribo y proclamo sobre la grandeza del término “¡Mamá!” que en la gente moralmente sana no disminuye su significado.