67 (Adolfo R. Gorosito, agosto 2022) – Al promediar una reciente tarde recibí un video con la reproducción de un diálogo entre un doctor de apellido Monteverde que ejerce en la provincia de Santa Fe, y un periodista. El médico afirmó categóricamente que se debería suspender todo programa de vacunación anti-Covid, pues las vacunas en circulación contienen un elemento tóxico de graves consecuencias, llamado grafeno, que altera el campo electro magnético del organismo. Más aún, afirmó el médico (según el video) que el programa de vacunación diagramado desde un ministerio del Estado es de gravísima responsabilidad, pues corren peligro de muerte la actual generación y futuras. Rápidamente busqué información para conocer algún otro elemento de opinión, y en espacio informativo identificado como “Chequeado” encontré un dato absolutamente opuesto al anterior, afirmando que el grafeno no es tóxico ni causante de los daños denunciados. A la vez reitera que la población debe completar los esquemas de vacunación para lograr inmunización integral. A esta altura de mis inquietudes puedo manifestar que no soy un “anti-vacuna”, pero me siento confundido e indeciso, como millones de argentinos. La insidiosa e implacable epidemia sigue su curso, y ha demostrado su poder destructivo. Su desarrollo y alcance no se ha definido aún, y las estadísticas sobre infectados y fallecidos constituyen prueba palpable de su peligrosidad. Creo que somos muchos los que coincidimos en esta nebulosa: “No soy anti-vacuna, pero…”.
