136 En la calle Figueroa, frente a la Brigada de Caballería Blindada, pegado a las vías del ferrocarril, estaba instalado en la década del 80 y gran parte de los años 90, el taller de chapa y pintura de Oscar Jensen, calificado artesano y constructor de autos de Turismo Carretera en una época intensa y romántica de los carreteros. Un apasionado de los autos de competición, desarrollando durante más de doce años, máquinas exitosas de la máxima. Con un grupo muy chico, su hermano Juan y algún colaborador, se las arreglaban para poner en pista vehículos que marcaron territorio en épocas de la ruta, aquellos tiempos de gloria, cuando había que andar fuerte para estar en la conversación. En los albores de los ochenta, Jensen se iniciaba reparando y elaborando autos de TC, algunos nuevos, restaurando, y “componiendo” otros de varios cascos. Entre los primer pilotos que confiaron en la dedicación y capacidad de Jensen, estuvo “Cebita” Infantino que debió recuperar el Torino con el que protagonizó un accidente en Tandil, y que le había alquilado a Orlando Rodriguez, también el miramarense Alberto Clerc paso por la calle Figueroa y Avda Pujol, requiriendo la construcción del Torino al tandilense, el “Vasquito” Zavagno, recordado midgista de Bahía Blanca a quien le proporcionó una Dodge totalmente nueva, iniciando una etapa activa en la categoría, produciendo nuevos vehículos. Un “cliente” muy cercano y especial fue Gustavo Brescia, que además tenía su bunker en la ruta 3, cerca del ingreso a la ciudad de Azul, con autos que conducían eventuales “colegas”, “Iniciamos esta etapa restaurando el Torino que conducía “Cebita” Infantino luego del vuelco en una carrera de Tandil. Entre los primeros autos, también reparamos la Dodge de Orlando Rodriguez de Coronel Pringles, que había tenido un despiste antes de la curva de “El Gallo, hicimos el Torino de Alberto Cler, y el auto del “Vasquito” Zavagno de Bahía Blanca”, comenzaba recordando sus primeras épocas, el otrora constructor de máquinas del TC. A partir de allí, su vida tuvo intensa actividad y por varios años, en tiempos de la ruta y del advenimiento de muchos pilotos de la región que se incorporaron al Turismo Carretera. También Varios preparadores, chasistas y constructores iban probando suerte en la folklórica categoría, “En la primera época de los “80”, había otra forma de trabajo y de construcción de autos. Gustavo (Brescia) de cinco cascos que nos acercó, logramos hacer dos autos para poner en carrera, y fueron los que después corrieron “Pancho” Alcuaz y “Cocho” López, dos grandes pilotos que pasaron por el equipo y alcanzaron buenos resultados. Trabajamos con Brescia mucho tiempo, que adquirió el auto a Zavagno y junto a la Dodge cedida por Roberto Mouras, la del vuelco en Tandil en 1982, hicimos una máquina nueva. Posteriormente los dos autos de Gustavo (Brescia), los corrieron Carlitos Jarque, el naranja con el que debutó en Balcarce, y Eduardo Marcos. Fueron tiempos de intensa actividad, con lindas motivaciones, y desafíos, en una etapa apasionante del Turismo Carretera. Luego Miguel Atauri, nos trajo el Dodge que tuvo el accidente en La Plata, y le hicimos otro flamante que después lo compró Fabián Acuña, y en los primeros años de los noventa lo adquirió Aldo Orsatti. A Oscar Angeletti le hicimos dos cupes Dodge y el Fairlane, con el que ganó en Tandil, en aquella definición histórica del 89 llegando con un neumático en llanta, además una Chevy para “Cocho” López, y el último Dodge del “Pincho” Castellano, que lograba el campeonato 1988. Ese auto, se lo vendía a “Lalo” Ramos que tuvo un golpe feo en el circuito Luciano Fortabat de Olavarría, y lo pudimos recuperar. También hicimos el de “Tony” Aventin, y una Dodge para el “Tano” Pernía, un buen producto que funcionó muy bien. Después le construimos un vehículo similar a Roberto Miliffi de Mar del Plata y trabajamos en el auto que corrieron “Titin” Fiorda y Carlos Luaces, el doctor de Pilar. Más de treinta autos hemos puesto en carrera”, sostenía el constructor tandilense. La década del 80, resultaba prolífica, movida, con parques numerosos, se iban agregando muchos pilotos de categorías zonales, y se acercaba un nuevo tiempo; “La actividad tenía continuidad, era fundamental el apoyo de Estela (esposa) y los chicos, aparecían pilotos interesados en forma permanente, y nuestros autos funcionaban muy bien, año tras año mejoraba el conjunto. El avance era constante. Hicimos otras marcas en la nueva década, un Falcon muy lindo para Eduardo Nicotra de Villa Dolores, también construímos la Chevy de Rommel Viglianco de Ucacha, y uno de los últimos autos que desarrollamos fue la Dodge para Juan Manuel Landa. Un vehículo muy sólido, que tuvo grandes resultados y pudo pelear el campeonato. Ese trabajo nos llevó cerca de tres meses, era un casco de paseo, lo desarmamos, cortamos todo lo que aconsejaba el reglamento. Trabajamos mucho con el peso, para estar dentro del límite exigido, fue una pasada en limpio, y le aplicamos otros conceptos. Luego con “Tito” Perez, trabajamos en una Chevy para Juan (Landa). Eran otros años, luego el TC apuntó a los autódromos, se venía la era digital, la informática, computadoras y cambiaba la concepción de los autos. Una etapa que disfrute muchísimo, compartiendo lindos momentos con muchos pilotos, preparadores y grandes amigos que aún hoy seguimos recordando esas épocas inolvidables”, le comentaba Jensen a vertigomotorsport.com. Luis Orlando Sánchez sancheztandil@yahoo.com.ar Foto I – Oscar y Estela Jensen, junto a la Dodge de O. Rodriguez, que llegaba “golpeada” al taller. Foto II – El laborioso artesano de los 80, en el Torino que tripuló “Cebita” Infantino. Foto III – Oscar Jensen en un auto al que le tiene afecto, la Dodge e Juan M. Landa. Foto IV – El constructor tandilense en la Dodge de Antonio Aventin. Foto V – Que tiempos aquellos. Jensen junto a dos de sus autos