37 (Adolfo R. Gorosito., mayo 2019) – Leí esta noticia en la página webb del diario Perfil, publicada el lunes 13 de mayo 2019, y no vacilé en copiarla para compartir con nuestros lectores: – “Un hombre de 91 años fue rescatado durante un allanamiento en un campo de Venado Tuerto (Santa Fe), donde fue explotado por 12 años para realizar trabajos en la cría ovina y avícola. Su situación se dio a conocer por una llamada a la Regional de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Venado Tuerto, Santa Fe). El hombre se encontraba en condiciones infrahumanas, Trabajaba doce horas por día, habitaba una casa con piso de tierra, paredes sin revocar y tenía un precario baño en el exterior de esa vivienda”. ¡Claro es que parece un cuento!. En el tratamiento del personal rural no debe descuidarse el control en cuanto a condiciones y respeto mutuo. Alguna vez escribí – desde la tranquilidad que respiro en mi mesa de trabajo – una novela que titulé “Amigos de la huella”. Entre los relatos y recuerdos del protagonista e interlocutores de turno, se repite en la obra (en la que no es todo ficción) el tema que podemos sintetizar como “explotación del hombre por el hombre”. En realidad este y tantos hechos similares se confunden en la actualidad con episodios horribles en cuanto a personas (adultos, jóvenes y niños) que son víctimas de violencia y denigración, quedando heridas física y sicológicamente, con secuela que puede extenderse de por vida. Queda en el criterio moral de cada uno gestionar, reclamar, pelear por la dignidad de las personas, que redundará en la dignidad colectiva.