55 (Adolfo R. Gorosito, dic. 2019) – ¿Por qué brindamos?… Es una pregunta oportuna, pues transitamos los últimos días del año y buscamos desde lo más profundo de nuestros sentimientos una dosis de esperanza. Son varios los motivos de brindis por la felicidad familiar y por un futuro inmediato mejor y más prometedor. Permítanme que exponga en lo personal y ustedes pueden proponer otros lemas, seguramente más profundos. Brindo por la paz que la sinceridad puede garantizar. Por la aplicación ejemplar e ineludible que detenga la ola de violaciones y dramáticos desenlaces por violencia de género. Por el castigo merecidamente severo a los delincuentes – lacra de la sociedad – que no trepidan en atentar contra la vida de sus víctimas. Brindo por la paz que pueda forjar la tolerancia y el respeto en temas que favorecen el progresivo ensanchamiento de la famosa “grieta”, que tanto daño nos está proocando. Por un tiempo mejor en recursos para los más necesitados de bienes materiales, y para que mejore la calificación de nuestro querido país en cuanto a estadísticas atinentes a realidades y posibilidad de cambios. Brindo por el tradicional espíritu navideño, realidad y simbolismo del pesebre de Belén, tan olvidado desde recientes años, sin pensar mucho ni poco en que se trata de un lamentable alejamiento de la fe cristiana, golpeada por malos ejemplos desde adentro y desde afuera. El brindis compendia la intención de saludo y buenos deseos. Aún reconociendo la dureza de realidades que abruman a la humanidad, exclamo “¡Feliz Navidad! ¡Feliz Año Nuevo!