72 (Adolfo R. Gorosito febrero 2024) – Recurro a la letra de un tango famoso para reflejar mejor una simple opinión so(bre lo que está ocurriendo. El tango titulado “Cambaache” por su autor Enrique Santos Discépolo, poeta porteño nacido en 1901 y fallecido a los cincuenta años de edad,) es asaz generoso para pintar con elocuencia una verdad que se prolonga: la violencia que se estira, perdura, o encuentra nuevas motivaciones a cada paso. Esa actitud beligerante que encuentra motivos en la vida común, y que sacude a la humanidad en su conjunto. Tienen razón los versos de Discépolo: “Dale nomás / dale que allá en el horno se vamo a encontrar. / No pienses más / sentate a un lau / que a nadie importa si naciste honrau”.Y siguen a raudales sus verdades en otras estrofas famosas y acuñadas en la filosofía popular. Enrique Santos Discépolo (quien respondía al afectuoso apodo “Discepolín”) falleció cuando apenas había pasado la mitad del siglo XX que él había descripto con impresionante certeza. Solemos pensar y decir “¡Cuánta verdad contiene su poesía de arrabal, que por fuerza de las circunstancias fue aceptada con resignación en todos los niveles de la cultura criolla!”. El medio siglo que aún faltaba para llegar a nuestra actualidad cambió en conocimientos y tecnificación, pero sigue el vértigo que no siempre lleva hacia la cordura sino al ritmo del cambalache.