58 (Adolfo R. Gorosito, marzo 2024) – El Sumo Pontífice Juan Pablo II (nació en Polonia en 1920) fue jefe supremo de la iglesia Católica desde 1978 hasta su fallecimiento en 2015. Visitó muchos países y su palabra fue recibida con regocijo por la feligresía. Traigo a colación una frase que denota su sabiduría y practicidad: -“Solidaridad significa disposición constante a aceptar y valorizar la parte que a uno le corresponde en la comunidad, en función al bien común”. Siento franca empatía por dos conceptos que la frase contiene: solidaridad y comunidad. Tal vez sea un impulso de acción de gracias, porque en esta columna periodística me he referido reiteradamente a la acción solidaria en la comunidad. Deduzco que es una disposición constante – como afirmaba Juan Pablo II – y resultado de una interpretación cabal de la responsabilidad individual y colectiva. Lo importante es asumir la actitud solidaria por la buena causa (“por el bien común”) porque también puede interpretarse como condición de unidad y decisión frente a la aplicación malintencionada de quien hace mal uso de ella. La solidaridad es una virtud de profunda convicción cristiana. Se puede demostrar solidaridad adhiriendo a una campaña de recaudación de recursos ante una necesidad emergente, y también ser solidario en la intimidad de la ayuda que no pretende aplausos sino reciprocidad.