El compositor Ulises Lasa recuerda con profunda emoción uno de los lugares más emblemáticos de Gonzales Chaves: la Confitería París. Este espacio, que abrió sus puertas a mediados del siglo XX, marcó una época en el corazón de la ciudad.
Ubicada en pleno centro, sobre la calle Sarmiento, la Confitería París era un majestuoso edificio que abarcaba casi 50 metros, convirtiéndose en un punto de encuentro obligado para los vecinos y un bastión de la bohemia local. Aunque el edificio original fue demolido, su legado persiste. En su lugar, una versión renovada del histórico espacio sigue vigente, manteniendo su esencia al servicio de una clientela numerosa.
La demolición del antiguo “Bar París”, como muchos lo llamaban cariñosamente, dejó una profunda huella en los corazones de quienes lo frecuentaron. Para Alberto Lasa, padre de Ulises, aquel momento inspiró una sentida nota publicada en el diario El Heraldo, titulada Réquiem para una esquina. Ese homenaje escrito fue el germen que llevó a Ulises a componer un tango cargado de nostalgia: A la vieja París.
A través de esta obra, Ulises no solo rinde tributo al edificio, sino también a las memorias compartidas con amigos entrañables en ese espacio único. El tango se convierte en un vehículo para revivir aquellas historias que quedaron grabadas en las paredes del recordado bastión de la bohemia chavense.
La Confitería París es más que un edificio; es un símbolo de la identidad cultural de Chaves, ahora inmortalizado en la música y los recuerdos de quienes vivieron su época dorada.