Un día para recordar con amor

Hoy, 2 de noviembre, encendemos una luz que no se apaga con el tiempo: la luz de la memoria.
Hoy es el Día de los Muertos, pero más que hablar de muerte, hablamos de presencia, de amor que no conoce final. Porque nadie muere del todo mientras su nombre sigue vivo en una conversación, mientras una foto aún sonríe desde una repisa, mientras una canción nos arranca una lágrima o una sonrisa.

Hoy no lloramos la ausencia, celebramos la huella.
Recordamos los abrazos que aún se sienten aunque ya no estén, las palabras que siguen guiando nuestro camino, las risas que todavía resuenan en el alma.
Este día no está hecho de sombras, sino de gratitud. Es un día para agradecer la vida que compartimos con quienes amamos, para honrar sus historias, para reconocer que, aunque no podamos tocarlos, seguimos sintiéndolos cerca, como una brisa, como una chispa, como una voz que susurra “estoy contigo”.

Pon una flor, enciende una vela, di su nombre en voz alta.
Habla con ellos, aunque sea en silencio.
Porque el amor no se entierra, el amor trasciende.
Y hoy, más que nunca, recordamos que la muerte no es el final, sino una manera distinta de permanecer.