Una obra necesaria y de gran valor comunitario en la Parroquia

En la intersección de las calles Ana y Juan Eliçagaray, precisamente sobre la calle Juan Eliçagaray y en la entrada de la casa parroquial, sorprendió gratamente a los vecinos la presencia de jóvenes trabajadores municipales que se encuentran realizando tareas de mejora en la vía pública.

Con herramientas en mano, cortaron el cordón y rompieron parte de la vereda para dar inicio a la construcción de una rampa de acceso destinada a personas con discapacidad o con movilidad reducida. Una obra que, sin dudas, traerá grandes beneficios a la comunidad.

La parroquia, si bien cuenta con rampas laterales, carecía hasta el momento de un acceso directo en su entrada principal. Durante años esta fue una necesidad visible, especialmente para quienes se desplazan en silla de ruedas o tienen dificultades para subir escalones.

La iniciativa municipal, entonces, no solo responde a un pedido largamente esperado, sino que también refleja una mirada inclusiva y comprometida con la accesibilidad de todos los vecinos.

Obras de este tipo despiertan admiración y orgullo, porque trascienden lo material: hablan de una comunidad que crece en igualdad, respeto y consideración hacia quienes más lo necesitan. Y es un ejemplo a seguir para que continúen replicándose en distintos puntos de la localidad.