134 (Adolfo R. Gorosito, 2022) – Los humanos debemos prepararnos con inteligencia para el caso de quedar solos en la vejez. Llegar a una soledad valiente, sin temor ante la realidad innegable, sin nostalgias exageradas ni reclamos a familiares para que estén más carca. Nada de lágrimas, nada de odios ni tristeza. La vida siempre es demasiado breve por más juventudes que se sumen en la edad del individuo. Si nos preparamos a consciencia y resueltamente para esa etapa posible, habremos logrado una de los últimos y más brillantes triunfos en la Vida. La sensación o certeza de soledad en la vejez no es tema dramático sino previsible y normal, porque evolucionamos sin pausas. Y en la “alta edad” – como decía el poeta don Germán Berdiales – nos regodeamos en ese estado por recreación entre recuerdos e impulsos. ¿De qué impulsos habla el autor de esta nota? No es afirmación ridícula. El diario acontecer tiene su carga de pensamientos claros, sin miedos en el estadio anímico que puede otorgar la prolongación de la Vida. La reflexión en soledad fértil no es fantasía. Pero debemos asumir el ejercicio mental como disciplina ineludible, en pos de la senectud provechosa para nosotros y para los seres queridos que hoy están cerca. Una prestigiosa escritora española ha dicho con incontrastable elocuencia: :”Los superhéroes que no envejecen son para el cine”. Ahora pregunto: ¿Existe alguna definición certera e inequívoca sobre la palabra soledad?”…