50 Hemos entrevistado do al padre Adolfo Larregain, aprovechando su reciente visita a su mamá (María Isabel) y familiares. Nuestro pueblo lo conoce por su apodo, que nace aplicando el diminutivo a su nombre de pila. Es sacerdote, pertenece a la Orden Franciscana. Para nosotros es el “padre Fito” y se siente cómodo. Dijo que en Merlo, ciudad de su radicación actual, se siente feliz cuando no usa su indumentaria sacerdotal, la gente lo reconoce en la calle y lo saluda con un cordial “Hola, padre ¿Cómo está?”. Preguntamos sobre los lugares de radicación y de apostolado anteriores, y así nos explicó: – “Hace 22 años que me fui de Gonzales Chaves, mi pueblo natal. Estuve en Bahía Blanca, en Salta, en distintos lugares del Conurbano Bonaerense (Ciudadela, Moreno y Merlo). Fui párroco de Tartagal (Salta, límite con Bolivia), y trabajé posteriormente en Río IV (Córdoba). Desde hace 6 años estoy en un barrio de Merlo que se llama “La Teja”, en la periferia de la periferia del Conurbano. Somos una comunidad franciscana, y a tres cuadras comienza el campo circundante”. – Cómo es el contacto habitual con la comunidad? – “Estamos en una parroquia que tiene 8 capillas, con una población de aproximadamente 60.000 habitantes. El denominado Consejo Pastoral Parroquial administra y es responsable del desenvolvimiento institucional, junto con los representantes de cada comunidad. Cada capilla es independiente en Catequesis, Cáritas, Grupos de Oración. y otros movimientos”. Conversamos sobre varios temas con el padre “Fito”, pero estimamos que sería muy prolongado pretender reflejar todos los detalles. Nos confirmó en el afecto que sentimos por él. Vimos al “padre Fito” de siempre, cordial, claro en sus conceptos, poseedor de una humildad que fluye de cada explicación suya. Como cierre del encuentro periodístico le preguntamos cómo se siente en cada regreso a su pueblo. – “Sé que nunca me fui del todo, porque lo siento muy cercano, me mantengo al tanto de lo que aquí ocurre por los excelentes medios que la electrónica nos brinda. Siento que estoy en mi lugar, mi tierra, Cada vez que me alejo de mi pueblo natal (como dice el tango de don Armando Salgueiro) siento sincera nostalgia. Me gustaría ver a Gonzales Chaves progresando. Lo veo como detenido en el tiempo, apagado, triste. Sería bueno que recupere la frescura y el aire de optimismo que era su realidad hasta hace veinte o veinticinco años. Un gran saludo para mis familiares y todos los amigos. Espero retornar a visitarlos cuando se celebre el centenario de nuestra jurisdicción municipal, es decir en agosto”.