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(Adolfo R. Gorosito, 2016) – El domingo 4 de septiembre Su Santidad Francisco I proclamó la santidad de madre Teresa de Calcuta, frente a más de 100.000 fieles congregados en Plaza del Vaticano.  Francisco I anunció también que la única santa que recibió el premio Nobel de la Paz en 1979, es la protectora de los voluntarios católicos que ayudan a los más necesitados “en defensa de la vida humana”.La misa de proclamación oficiada en el sagrario de la basílica vaticana fue concelebrada con el Papa argentino por 70 cardenales, 400 obispos y 1700 sacerdotes, que al final de la ceremonia distribuyeron la comunión entre los fieles.

Francisco I destacó la lucha de la monja contra el aborto y recordó que”el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre”. Pronuncio en Latín la fórmula de proclamación, afirmando que “con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, después de reflexionar envocado la ayuda divina y escuchado el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santa a la beata Teresa de Calcuta”. En 1946 Madre Teresa creó la orden de las Hermanas de la Caridad para dedicarse a la ayuda de los últimos y especialmente de los miles de moribundos que yacían en las calles de Calcuta, esperando el “carro de la muerte” que diariamente los recogía. Madre Teresa tenía la nacionalidad india y murió en Calcuta en 1997. Estaba muy enferma, internada en un hospital público y su deceso anticipado fue consecuencia de un corte de electricidad que dejó fuera de uso los aparatos que la mantenían en vida. Es opinión general que la pequeña monja es la santa más popular de la Iglesia Católica en el mundo.

Recordemos algunas de las consideraciones de Madre Teresa – ahora Santa Teresa de Calcuta – que se han popularizado en todo el mundo: -“Nunca te detengas. La piel se arruga.  el pelo se viene blanco,  los días se convierten en años/ pero lo importante no cambia.  Tu fuerza  y tu convicción, no tienen edad.  Tu espíritu es el plumero  de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada hay una partida.  Detrás de cada logro hay otro desafío. Mientras estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías vuelve a hacerlo. Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr  trata de trotar. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar usa el bastón… ¡Pero  nunca te detengas!”