48 (Adolfo R. Gorosito, 2016) – Don Carlos Fola (Para revista ACAECER, de A.C..A) se refirió al perro (junio 1990). Fortalece el concepto sobre la amistad entre el hombre y el perro. El historiador griego Jenofonte afirmó que “el perro es invento de los dioses”, Sócrates juraba sobre la cabeza de su perro Alejandro Magno mandó construir una ciudad a la que impuso el nombre de su perro favorito. Siempre el perro vinculado con la especie humana, dando innumerables ejemplos de estoicismo y fidelidad. San Roque ayudó a los habitantes de la región asolada por la peste, cayó contagiado y se refugió en solitaria cabaña; un perro le alcanzó un pan para cada, salvándole la vida. El “Gris” que acompañó muchas noches a Don Bosco por las calles de Turín, mientras el sacerdote visitaba a los enfermos, fue un custodio extraordinario. Cumplido el recorrido de Don Bosco el perro desaparecía misteriosamente. El famoso perro “Fernando” vivió en Resistencia (Chaco), pasó gran parte de sus días en el “Fogón de los Arrieros”, y asombraba por sus actitudes en relación con sus amigos. El chacarero que lleva a su perro en la caja de la camioneta sabe que nadie se acercará impunemente; el criollo de ley que retorna a caballo, seguido por su perro, forma parte de un trío que sabe de muchas horas de trabajo en pleno campo. Tenemos razones para estar de acuerdo con ellos y todos los seres humanos respetuosos de este cánido de riquísimo historial. El perro es el mejor amigo del hombre, pero debemos actuar con la coherencia que permita ocupar el rango y el sitio que a cada cual corresponde. Estos animales tienen infinito poder de adaptación. Aliviado de las inclemencias del tiempo y los rigores de largas jornadas tras la hacienda arisca, sin ninguna duda encuentra nuevos motivos de relación y dependencia. El merodeo de delincuentes en los establecimientos camperos adjudica al perro gran misión: la vigilancia. En su cumplimiento el mejor amigo del hombre vuelve a demostrar su fidelidad insobornable. En muchos de esos atentados los delincuentes procuran anular o eliminar al fiel guardián, para asegurar el cometido de sus delitos.
