55 (Adolfo R. Gorosito, 2018) – Caetano Emanuel Veloso nació en Brasil en 1942. Fue protagonista del movimiento llamado “tropicalismo”, y sigue aportando el genio de su poesía, romanticismo, voz y ritmo. En reportaje por Canal “Encuentro” destacó la influencia de sus padres y hermanos en su carrera artística. Sin embargo, cuando el periodista le preguntó“ ¿Recuerdos de tu niñez?”… Caetano respondió: – “La recuerdo como una etapa oscura y triste. Tal vez porque cuando somos niños escuchamos sobre nuestras limitaciones, lo que puedes hacer o no, lo que está a tu alcance y lo que debes postergar hasta la adolescencia o más. Quizás sea porque en mi adolescencia me di cuenta que se abría el cielo de mis posibilidades en cuanto a ilusiones, experiencia, desengaños, expectativas, en fin… ¡iniciando así la aventura de vivir, única e irrepetible”… Caetano Veloso no renegaba de sus primeros años ni de la calidez que gozó en su hogar. Sus padres lo rodearon de cariño, lo encaminaron por la senda del estudio e impulsaron sus predilecciones artísticas. En su respuesta expone realidades emocionales, que se hacen más notorias si se trata de niños cuya precocidad es indicadora de genios futuros. La infancia es una etapa imprescindible y decisiva. El niño, aval de continuidad en la evolución de nuestra especie, reclama la atención de sus mayores, con motivos valederos. Pero en dramático contrasentido puede crecer en condiciones que justifican los versos de autor anónimo “Yo nunca fui niño”, que en su primera estrofa expresa: – “Mi sonrisa es seca y mi rostro es serio, / mi espalda ancha, mis muslos duros, / mis manos partidas por el crudo frío, / tengo diez años pero no soy un niño”…
