86 (ADOLFO R. GOROSITO, JULIO 2023) – En un hospital de Ucrania habilitado en octubre 2022, han sido atendidos más de 13.000 soldados heridos de diversa gravedad, en la suprema emergencia llamada guerra, que se inició en febrero de ese mismo año, sin amago ni vestigio de paz hasta ahora. Allí los médicos viven y sufren la odisea de cada jornada que suma traumas, muertes y cansancio físico y sicológico. En ese ámbito ha dicho recientemente la Dra. Yuluya Kastan, según testimonios de periodistas del New York Times: “Cuando veo a un prisionero de guerra ruso postrado en la camilla lo imagino portando un fusil de asalto y disparando contra nuestros compatriotas. Entonces se produce una colisión de sentimientos en mi interior. Pero cada médico en idéntica circunstancia piensa en el juramento hipocrático, que lo empuja hacia el supremo deber profesional que es luchar por salvar vidas”. Mientras tanto un soldado ucraniano y en vías de recuperación como para ser reenviado al frente de batalla, comentó de esta manera: “Siempre creí que estas cosas ocurrían solamente en las películas, pero hace casi año y medio que la guerra destroza ciudades y vidas como macabro designio del destino”. Del nutrido material para la reflexión que el tema nos deja, recordemos que otros países están sumergidos en parecidas conflagraciones. También en el nuestro, idealmente tierra de paz, pero se estimulan guerrillas ingratas a través de las generaciones, sobre todo en los ámbitos de la política.