141 (Adolfo R. Gorosito, 2023) – Delincuencia sin medida en sus siniestras modalidades y consecuencias, cada día con mayor peligrosidad para las víctimas. Crónicas e imágenes muestran la pavorosa realidad de cada episodio. Es lo que comprueba día a día en nuestro país, donde la inseguridad no es solamente una sensación, como dijo hace ya varios años un importante funcionario de gobierno, expresión que quedó grabada en la historia de nuestra civilidad. Los ataques cotidianos a personas de cualquier edad y condición, al triste estilo de las pirañas, son doloroso reflejo de esta realidad. No exageramos al agregar que la delincuencia ha crecido como un monstruo fabuloso y letal, como ha crecido el narcotráfico. Es otra manifestación de impiedad y desprecio por la vida ajena. Quienes vivimos en poblaciones menores y relativamente seguras, nos quejemos de las travesuras de los cacos siempre dañinos, nos enteramos por los medios de comunicación masiva, y expresamos nuestro reclamo ante las hazañas mayores de los cultores del mal, Se dice que la marginalidad es caldo de cultivo propicio para el fomento de la delincuencia, y la participación de adolescentes en estas incursiones. La familia y la educción son elementos indispensables para superar problemas de esta índole, y las falencias crean motivos para la protesta humana. Quizás podamos contribuir desde nuestros pueblos rurales y relativamente seguros, a buscar el camino más eficiente para superar la actual desmesura de la delincuencia.
