59 (Adolfo R. Gorosito, febrero 2024) –En cada mañana nos preocupamos de las hojitas del almanaque. Demos vuelta la página pues ya estamos en el segundo mes del año. Despedimos a enero bajo los efectos de una ola de calor que resultará histórica, y compartiendo las agitaciones de una sesión parlamentaria también histórica, toda vez que se discute la constitucionalidad del Decreto de Necesidad y Urgencia propuesto por el Poder Ejecutivo (interpretado como “ley ómnibus”) procurando cambios en denso abanico de temas. Nos encontramos en un momento crucial. Muchos de los cambios que propone el Poder Ejecutivo son necesarios. Pero el DNU en cuestión aparece como demasiado drástico, con aristas reñidas con el consenso que el espíritu democrático respalda. Aplaudimos la intención de sanear la política y la economía, pero la continuidad de una vorágine inflacionaria es la verdad y acosa sin piedad a la ciudadanía. Si el gobierno nacional encontrara una forma de contrarrestar los efectos corrosivos de la inflación despiadada, la sociedad en su conjunto demostraría su racional adhesión a las intenciones de saneamiento moral.
