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(Adolfo R. Gorosito, 2016) – No se trata de un pianista que deja volar su imaginación mientras fluyen las notas que se orientan a la vocación de concierto. El título de esta nota alude a un  esforzado cronista que ataca a su atormentada “compu” con dos dedos de cada mano, procurando coherencia ante  una idea que nace en la somera lectura de dos artículos enmarcados en grandes titulares.

Esos artículos llamaron la atención del cronista, totalmente lego en el tema que los vincula. El primero se refiere a información procedente de China: “Ha sido instalado y puesto en funcionamiento  el radio-telescópico más grande del mundo, en una región montañosa del gigante de Asia, mide 500 metros de diámetro, abarca una superficie equivalente a 30 estadios de futbol y costó 185 millones de dólares”.

El segundo artículo alude al reciente lanzamiento ejecutado por  la NASA  (Adm, de Aeronáutica y del Espacio, USA) del trasbordador “Dragón” y está equipado para realizar una exploración sin precedentes. Se persigue un objetivo común: la difícil misión de detectar en el espacio algún signo de vida parecida a la nuestra. Habría alguna probabilidad, y quizás se trate de una carrera similar a la que nuestra civilización conoció como “el alunizaje” logrado en 1969 según aceptación de la Humanidad en su conjunto.

En el ambiente de la Cosmología se afirma que desde una “estrella de reactores”  ubicada a 1331 años luz de distancia, se habrían emitido ciertas señales en respuesta a “intentos de diálogo estelar enviados desde el planeta Tierra. No es la primera vez que esto ocurre, pero a la “distancia sideral” (Suena bastante bien esta expresión en el tema de referencia) tal vez se trate de una etapa superior en el conocimiento humano, una rampa de lanzamiento en  intenciones de exploración aún no definidas.

¿Por qué el Hombre no ceja en su milenario instinto de conquista? ¿Por qué no procura conocer la verdad oculta de nuestra especie y sus falencias? ¿Por qué los hombres de ciencia, desde su asombrosa capacidad intelectual, no buscan soluciones a los problemas tan esenciales como la alimentación, la salud y la cultura? ¿Por qué no buscan las fórmulas conducentes a la paz mundial, la paz de verdad, la que se basa en la verdadera solidaridad que acerca, crea y ennoblece?…