GUERRA NO TAN LEJANA

(Adolfo R. Gorosito, abril 2022) – Muchos  latinoamericanos creen que el conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania no nos afectará, por razones de distancia, o porque estamos ajenos al motivo de la conflagración. Pero los episodios de aquella guerra geográficamente lejana cambian día a día. Putin, líder ruso, afirma que en Ucrania actúan los neonazis, a quienes está resuelto a eliminar, pero habla menos de sus proyectos expansivos.

En su actitud sin atenuantes dijo  que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTÁN) está contra Rusia y que todo el mundo occidental es su enemigo. Dispone de armas nucleares y químicas de  gran poder de destrucción. Amenaza a países vecinos (Suecia y Finlandia, por ejemplo) por si se les ocurre incorporarse a la OTÁN. Sigue destruyendo ciudades y matando a miles de militares y civiles, fiel a su consigna. ¿Cómo puede un hombre señalar el destino de millones?

La historia de la humanidad está plagada de situaciones similares, manejando ambiciones e imponiendo como lema la lucha del hombre contra el hombre. Una comprobación de actualidad es la violencia desatada en Jerusalén, precisamente donde Jesús transcurrió su pasión y muerte, y nada menos que en Viernes Santo. Son arbitrariedades del ser humano desaforado, apartado de la posibilidad de vivir en paz y desplegar sus reservas de intelectualidad, también dación de Dios.

Estas atrocidades siguen asolando al mundo. Se desdibujan  las enseñanzas que recibimos en nuestra niñez, ya que la violencia demuestra su crudeza y renueva motivos. Por eso y mucho más las guerras nunca están lejanas.

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