Jorge Luis Agüero

Jerarquía profesional en el terreno de las Telecomunicaciones, vocación docente y compromiso institucional caracterizaron la extensa trayectoria de Jorge Luis Agüero. Reconocido ingeniero de nuestra ciudad, su fallecimiento, ocurrido a sus 63 años, provocó profundas muestras de pesar en los distintos ámbitos en los que supo ganarse el respeto, aprecio y reconocimiento de sus colegas y alumnos.

Había nacido el 31 de enero de 1953 en Mar del Plata, siendo uno de los tres hijos del matrimonio conformado por Juan Francisco Agüero y Dolores Cándida Giannini.

Pasó su infancia en la localidad bonaerense de Gonzales Chaves. En 1971, tras completar el Bachillerato, se radicó en La Plata para seguir la carrera de Ingeniería en Telecomunicaciones en la UNLP. Hizo una carrera meteórica y se recibió con uno de los mejores promedios.

En 1976, ya con el título en mano, se incorporó al Instituto de Investigaciones Tecnológicas para Redes y Equipos Eléctricos – Laboratorio de Alta Tensión (IITREE-LAT) de la facultad de Ingeniería. Desde entonces se desempeñó, en forma ininterrumpida, en el Sector Electrónica y Mediciones Especiales, y en los últimos años también lo hizo en el Sector Estudios Eléctricos.

Su compromiso con el conocimiento fue una de las constantes de su carrera, a lo largo de la cual tomó más de una decena de cursos de especialización, y completó su formación profesional en centros extranjeros de excelencia técnica, en particular en el Centro Elettrotecnico Sperimentale Italiano (CESI) de Milán, Italia.

Participó, asimismo, en numerosos congresos nacionales e internacionales, donde presentó artículos técnicos y dictó cursos y seminarios para profesionales sobre temas de su especialidad.

Además de un destacado investigador fue un docente atento que dejó su impronta entre numerosas camadas de estudiantes. Siendo aún alumno empezó a dar clases como ayudante de cátedra en Ingeniería; se integró, años después, al cuerpo de profesores y desde 1997 se desempeñó como Profesor Titular en la facultad de 1 y 47. Durante ese tiempo fue miembro de comisiones asesoras y evaluadoras de proyectos de investigación y extensión. Como reconocimiento a su incansable labor, entre 1997 y 2001, ocupó el vicedecanato de esa casa de estudios.

Devoto católico, asistía a misa casi a diario. De ferviente fe, fue ministro extraordinario del sacramento de la comunión eucarística y participó del movimiento de Cursillos de Cristiandad.

La familia fue otro de los importantes eslabones de su vida. Junto a Adriana Beatriz Arana formó el proyecto familiar que siempre soñó. Tras siete años de noviazgo se casaron en 1976 y se volvieron inseparables. Tuvieron cuatro hijos, Ana Julia, María Celeste, Agustina y Juan Manuel, quienes lo recordarán como un padre compañero y cercano al que le interesó verlos realizarse como personas de bien.

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