44 (Adolfo R. Gorosito, enero 2016) – Uno de los gestos que abren caminos hacia la cordialidad es, indudablemente, la sonrisa. Buscamos una explicación elemental en la enciclopedia libre y leemos que la sonrisa exige solamente un leve movimiento del músculo llamado cigomático mayor. Otros músculos faciales (“superciliar corrugador”, según la enciclopedia) se contraen para provocar la frunción, es decir el efecto que conocemos por “entrecejo fruncido”. Alguna vez leí una frase que tal vez no pueda repetirla textualmente: – “Sonríe. Es insignificante el esfuerzo y pródigo el resultado”. Y me pregunto: ¿Acaso no percibimos una onda de inmediata simpatía hacia quien nos recibe sonriendo desde su función profesional, o si alguien acentúa el saludo callejero con una sonrisa? “La sonrisa acorta distancias” – Es otra frase que suele repetirse, es cofre de verdad y una permanente invitación al acercamiento ¡Eso sí, hablamos de la sinceridad en los sentimiento. Dejemos de lado, por ahora, esos casos “esquivos”, y sigamos con nuestra apreciación sobre la sonrisa clara, sincera, “picaporte2 ideal. Ciertamente no se puede vivir con una sonrisa estereotipada porque se corre el riesgo de ser considerado tonto. Se suman y repiten los motivos de angustia o molestia, y la sonrisa induce a expresar lo que se siente en momento determinado. Lo importante es que sepamos discernir y adoptar definida predisposición, para mostrarnos al mundo con uno u otro gesto. La vida proporciona motivos para ambos gestos (La sonrisa o el ceño fruncido), y muchas veces los acontecimientos nos sacuden e impiden el cálido contacto. De todas maneras recordemos que la sonrisa es saludable. Aunque el carácter se crispa o se apacigua ante situaciones difíciles, tal vez insolubles, es gratificante el beneficio que ofrece este puente de comunicación. No olvidemos que la sonrisa puede ser amigable, sobradora, pícara, cómplice, alentadora… en fin, responde a estímulos que nacen de la experiencia humana. La sonrisa auténtica es expresión de gratitud hacia la Vida. Es lenguaje del alma ¡Obsequia una sonrisa, que esa expresión gestual retornará a vos como singular estímulo!
