45 (Adolfo R. Gorosito, octubre 2018) – Somos muchos los que protestamos ante cualquier atentado al medio ambiente. También son muchos los que desconocen las recomendaciones para impedir la contaminación ambiental. Creen que eso de la contaminación ambiental es problema lejano, y que cualquier expresión de alerta es exageración. En cada hogar puede elaborarse un código de conducta frente al cotidiano problema de los residuos, y contribuir al mejoramiento estético de cada barrio. También en el ámbito rural los productores deben coordinar sistemas para mejorar producción y calidad, atendiendo a su responsabilidad al momento de aplicar agroquímicos que superen la capacidad del suelo para su procesamiento. El tratamiento de los residuos y basura en general es problema real, conocido y en permanente expansión. En localidades vecinas los sistemas de recolección, depósito y tratamiento de los residuos se han encaminado muy bien, y deseamos que ocurra algo similar en nuestra localidad ¡Que alguna vez y para siempre esté en funcionamiento la Planta de Reciclado de Residuos inaugurada hace aproximadamente veinte años! Pero destaquemos lo que ocurre en lejanos lugares donde también la contaminación es realidad, y es realidad el esfuerzo científico, cultural y práctico para superar el problema: La capital de Noruega es Oslo, y ha sido proclamada “la ciudad verde de Europa”. Se sigue trabajando, se ha reducido el uso de automotores en el sector céntrico y se estima que en diez años más se reducirá en 95 por ciento la producción del Monóxido de Carbono, tan perjudicial para la salud. Mientras tanto, en nuestro país nos enorgullecemos del incremento de la producción y ante cada récord de venta de autos ¡Un contraste severo en el tratamiento del tema, barajando elementos que conciernen a la salud humana! Somos parte de la Naturaleza y solamente inquilinos del planeta Tierra – nuestra nave cósmica – y no tenemos derecho a su deterioro.
