Tumores de cabeza y cuello: el cáncer olvidado

Hay quienes lo llaman “el cáncer ignorado” por el tabú que rodea a esta enfermedad tan poco difundida, que puede dejar secuelas visibles cuando no se trata a tiempo. De allí la importancia de la detección precoz del cáncer de cabeza y cuello, como se conoce al conjunto de tumores que afectan a casi un millón de individuos en el mundo y que, en Argentina, provoca dos muertes al día. Sobre sus causas, sus síntomas y en qué consiste la rehabilitación después del tratamiento, se explayan los especialistas del Hospital Universitario Austral.

Este 27 de julio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, establecido años atrás por iniciativa de la International Federation of Head and Neck Oncologic Societies (IFHNOS), para concientizar sobre una enfermedad que, en Argentina, provoca dos muertes al día. Cada año, unas 900.000 personas en el mundo –por lo general, de más de 50 años– reciben un diagnóstico de cáncer de faringe, laringe, cavidad oral, glándulas salivares o cavidad nasal. Se estima que, si se evitase el consumo de tabaco y alcohol, la incidencia de estos carcinomas se reduciría hasta un 90 %. También el virus del papiloma humano (HPV) representa un factor de riesgo.

Con motivo de la fecha, cuenta el doctor Manglio Rizzo, jefe del Servicio de Oncología Clínica del Hospital Universitario Austral, que los carcinomas de cabeza y cuello más frecuentes son “los de cavidad oral, seguidos por los de laringe y, posteriormente, los de orofaringe (garganta). En muchos casos la cirugía es la primera opción de tratamiento con intención curativa, pero en los pacientes con carcinoma de laringe y orofaringe, la radioterapia es una alternativa para preservar la funcionalidad de los órganos, es decir, que puedan hablar, tragar, etcétera”.

Los síntomas más frecuentes dependerán de la localización del tumor. “Aquellos ubicados en la cavidad oral se pueden presentar como úlceras crónicas de difícil cicatrización. Los tumores de garganta u orofaringe, por su parte, suelen manifestarse como masas cervicales correspondientes a metástasis ganglionares o, menos frecuentemente, como masas o tumores amigdalinos, pudiendo generar dolor al tragar o sangrado. Los tumores de laringe, mientras tanto, pueden presentarse por alteraciones en la voz”, detalla Rizzo.

Según la evidencia científica, los principales factores de riesgo para el desarrollo de cánceres de cabeza y cuello son el consumo crónico de alcohol, el tabaquismo y el virus del papiloma humano (HPV, por sus iniciales, una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes en todo el mundo). “Beber 50 gramos de alcohol al día –cuyo equivalente serían unos 400 ml de vino– aumenta el riesgo entre cinco y seis veces”, advierte el jefe del Servicio de Oncología Clínica del Hospital Universitario Austral. Y añade que el consumo de cigarrillos también incide gravemente, incluso en fumadores pasivos. “El riesgo puede verse acrecentado entre cinco y veinticinco veces, según la cantidad y el tipo de tabaco”, pormenoriza este oncólogo clínico, pronto a recalcar que “la ingesta de alcohol y tabaco tienen un efecto sinérgico para el desarrollo del cáncer de cabeza y cuello”.

En cuanto a la infección por el virus del papiloma humano (HPV), Manglio Rizzo explica que “aumenta el riesgo de carcinomas de orofaringe –que se dan típicamente en pacientes más jóvenes, sexualmente activos–”. De allí que se recomienda enfáticamente la vacunación contra el HPV, que disminuye el riesgo de desarrollar este tipo de patología. Otros factores de riesgo para el cáncer de cabeza y cuello son la mala higiene bucal y la enfermedad periodontal, infección grave de las encías que daña el tejido blando alrededor de los dientes.

Manglio Rizzo –que además es miembro de comité directivo de la Asociación Argentina de Oncología Clínica– aclara que la posibilidad de curación frente a estas patologías llega al 95 % cuando el cáncer de cabeza y cuello se detecta en estadios tempranos; en instancias avanzadas o tardías, empero, las probabilidades son muy bajas. Asimismo, el experto menciona que las recaídas luego de un tratamiento curativo –por ejemplo, quirúrgico o con radioterapia– son “relativamente frecuentes”; razón por la cual “resulta de suma importancia hacer un seguimiento del paciente con un equipo multidisciplinario del que participen otorrinolaringólogos, oncólogos y cirujanos”. Estos controles son fundamentales además porque “existe la posibilidad de desarrollar lo que denominamos ‘segundo tumor primario’, que es un tumor que no se asocia al primero, pero que se debe a la exposición al mismo cancerígeno, tabaco o alcohol habitualmente”.

“Para tratar este tipo de enfermedades, el trabajo de equipos multidisciplinarios realmente es esencial”, hace hincapié la Dra. Ana Inés Voogd, jefa del Servicio de Cirugía de Cabeza y Cuello del Hospital Universitario Austral, afirmando que el abordaje integral en pacientes con cáncer de cabeza y cuello involucra a diferentes especialidades: oncólogos, cirujanos, radioterapeutas y otorrinolaringólogos, sí, pero también nutricionistas, kinesiólogos, psico-oncólogos, cirujanos plásticos, etcétera. “Durante las propias cirugías –que generalmente son cirugías comando, de mucha duración–, suele haber dos o tres equipos trabajando en simultáneo en el paciente, en especial para tumores en estadios avanzados o localizaciones difíciles, que requieren reconstrucciones importantes”, ofrece Voogd, miembro titular de la Asociación Argentina de Cirugía de Cabeza y Cuello.

En ciertos lugares del mundo, se dice que el cáncer de cabeza y cuello es “el cáncer ignorado”, en tanto está mucho menos difundido que otras enfermedades oncológicas por sus consecuencias visibles, por su potencial impacto en el habla y la deglución. “Todavía persiste cierto estigma en torno a estos tumores por las secuelas que muchas veces dejan, en especial cuando el tratamiento involucra remover dientes, mandíbula, parte de la lengua”, cuenta la Dra. Ana Inés Voogd, resaltando la importancia de la rehabilitación. “A veces la persona queda con algún déficit pero, gracias a la reconstrucción quirúrgica –ya sea con hueso o prótesis– y a una muy buena rehabilitación, puede reinsertarse socialmente”, destaca la Dra, y, al igual que su colega Rizzo, recuerda la importancia de los controles médicos para detectar precozmente estos tipos de cánceres y tratarlos a tiempo.

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